Los científicos que analizan la telemetría final enviada por Rosetta el año pasado, inmediatamente antes de que se apagara sobre la superficie del cometa, han reconstruido una última imagen del lugar del aterrizaje.
Tras más de 12 años en el espacio y después de dos siguiendo a 67P/Churyumov-Gerasimenko en su órbita alrededor del Sol, la misión histórica Rosetta concluyó el 30 de septiembre cuando la sonda descendió sobre una región que alberga varias fosas antiguas.
A medida que se acercaba a la superficie, capturó gran cantidad de imágenes detalladas y datos científicos del gas, el polvo y el plasma del cometa.
No obstante, al equipo responsable de la cámara aún le aguardaba una última sorpresa en forma de imagen al reconstruir los últimos paquetes de telemetría.
“La última imagen completa transmitida por Rosetta fue la que vimos llegar entera a la Tierra poco antes del impacto final en Sais”, aclara Holger Sierks, investigador principal de la cámara OSIRIS en el Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar en Gotinga (Alemania).
“Más tarde, descubrimos algunos paquetes de telemetría en nuestro servidor y, caramba, podía tratarse de una nueva imagen”.
Durante las operaciones, las imágenes se dividían en paquetes de telemetría a bordo de Rosetta antes de su transmisión a la Tierra. En el caso de las últimas imágenes capturadas antes del acometizaje, los datos, correspondientes a 23.048 bytes por imagen, se dividieron en seis paquetes.
La transmisión de la última imagen se interrumpió cuando se habían enviado tres paquetes completos, por lo que se recibieron 12.228 bytes en total: poco más de la mitad. Así, el software de procesamiento automático no reconoció los datos como imagen, pero los ingenieros de Gotinga consiguieron reconstruirla a partir de los fragmentos disponibles.
Gracias al software de compresión a bordo, los datos no se enviaban píxel a píxel, sino capa a capa, añadiendo cada nueva capa un mayor nivel de detalle. Así, el 53 % de los datos transmitidos representa una imagen con una relación de compresión efectiva de 1:38 en comparación con la relación prevista de 1:20, por lo que parte de los detalles más sutiles se pierden.
Es decir, esta imagen resulta mucho más borrosa al acercar el zoom que una imagen de gran calidad. Sería como comparar una imagen comprimida para enviarla por correo electrónico con una versión sin comprimir que podríamos imprimir y colgar de la pared.
La cámara no estaba diseñada para su uso a menos de unos cientos de metros de distancia la superficie, pero utilizando la cámara con una configuración especial se podía lograr una imagen más nítida: aunque la cámara estaba diseñada para funcionar con un filtro de color en el haz óptico, este se eliminó para las últimas imágenes. Esto daba como resultado unas imágenes más borrosas que las tomadas a más de 300 m, pero que volvían a quedar enfocadas a 15 m de distancia.
Así, al acercarse a los 15 m, el enfoque y el nivel de detalle volvían a mejorar, como puede verse en la imagen reconstruida, tomada a una altitud de 17,9-21,0 m y que corresponde a una región de 1 x 1 m2 de la superficie.
Cometa a 331 m
Al mismo tiempo, se ha revisado la altitud de la última imagen publicada anteriormente, que definitivamente se tomó a 23,3-26,2 m. La incertidumbre se debe al método exacto de cálculo de altitud y al modelo de forma de cometa utilizado.
La secuencia de imágenes va revelando cada vez más detalles de la superficie salpicada de rocas, ofreciéndonos una última impresión del lugar de aterrizaje de Rosetta.
(Fuente: ESA)