El aumento de la temperatura media del planeta, inducido fundamentalmente por las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), contribuirá para expandir en Brasil el área de distribución de cuatro virus transmitidos por mosquitos: el de Oropouche (OROV), el de Mayaro (MAYV), el virus del Rocío (ROCV) y el virus de la encefalitis de San Luis (ESLV).

 

Esta conclusión surge de un estudio publicado en la revista PLoS Neglected Tropical Diseases. El trabajo se llevó a cabo en el Instituto Butantan, durante el doctorado de Camila Lorenz, con el apoyo de la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo – FAPESP y bajo la dirección de tesis de Lincoln Suesdek, del Departamento de Parasitología. También participaron los investigadores Flávia Virginio, Thiago Salomão, Breno Aguiar y Francisco Chiaravalloti-Neto, de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo (FSP-USP).

 

“Estudiamos todos los brotes de esas arbovirosis ocurridos en Brasil desde la década de 1960 y analizamos de qué manera se relacionaban con distintos factores ambientales. Con base en los resultados, modelamos la distribución de las enfermedades hasta 2100. Los datos muestran que el área de distribución de los cuatro arbovirus se expandirá durante los próximos años, en función de la temperatura fundamentalmente”, dice Lorenz.

 

En total, siete factores ambientales se tuvieron en cuenta en el análisis multivariante: las precipitaciones anuales (cuánto llueve en el transcurso del año en la zona donde se produjo el brote), el promedio de temperatura anual, la elevación (la altura), la estacionalidad de la temperatura (la variación entre los meses más cálidos y los más fríos del año), la estacionalidad de las precipitaciones (la variación entre los meses más lluviosos y los más secos), la amplitud térmica (la variación de la temperatura a lo largo del mes) y la variación diaria de la temperatura.

 

De acuerdo con Lorenz, estos resultados sugieren que cada virus es afectado en forma diferente por las variables ambientales. En el caso del Oropouche y del Mayaro, por ejemplo, los factores que se mostraron más asociados al surgimiento de brotes fueron el promedio anual de temperatura y la amplitud térmica. Ambos virus mostraron características similares y se distribuyen fundamentalmente por la región norte de Brasil. En tanto, para los virus de San Luis y del Rocío, las precipitaciones anuales tuvieron mayor peso: cuanto más alto es el promedio anual de lluvias, mayor es la cantidad de brotes.

 

“Aunque fraccionada en distintas variables, la temperatura estuvo de algún modo presente en todos los casos. Las precipitaciones también hicieron algún aporte al surgimiento de los brotes, debido a que la presencia de agua es necesaria para la reproducción de los mosquitos”, dijo la investigadora.

 

La variable referente a la altura, según Lorenz, tuvo más influjo únicamente en referencia a la distribución del virus del Rocío. Un gran brote causado por este patógeno se registró en la zona de Vale do Ribeira, una región de baja altura situada en el sur del estado de São Paulo, cerca del año 1975.

 

“Existe la noción de que la temperatura constituye un factor importante para las enfermedades tropicales; pero por más que el sentido común apunte una dirección, sólo estamos seguros científicamente mediante la realización de experimentos o la validación estadística. Y hemos observado que como los virus tiene características distintas, y ciclos de vida diferentes dentro y fuera del huésped, no se ven influenciados de igual modo por los factores ambientales. Este estudio suministra directrices para dotar de precisión a las estrategias de detección y control de esas enfermedades”, dijo Suesdek.

 

Aparte de mapear las características físicas de todos los lugares donde se produjeron brotes de esas cuatro arbovirosis durante los últimos 55 años, los científicos también analizaron los registros climáticos existentes desde la década de 1960 y observaron que la temperatura media ha venido aumentando en los últimos años en Brasil, fundamentalmente en la región norte del país.

 

Posteriormente, y mediante modelos matemáticos, el grupo estimó cómo sería la distribución de los cuatro virus hasta el final de este siglo. Se consideraron dos escenarios climáticos proyectados por especialistas del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, de la Organización de las Naciones Unidas (IPCC).

 

En el primer escenario, de baja emisión de gases de efecto invernadero, se produciría un aumento promedio de 1 °C en la temperatura del planeta hasta 2100. En tanto, en el escenario de alta emisión, el aumento sobrepasaría los 2 °C considerados seguros por los expertos en clima.

 

El trabajo de modelado estuvo a cargo de Thiago Azevedo, del Departamento de Geografía de la Universidade Estadual Paulista (Unesp) de la localidad de Rio Claro. Considerando los diferentes escenarios, el investigador calculó la expansión del área de riesgo para cada capital de estado brasileña.

 

En el caso de la ciudad de São Paulo, por ejemplo, la zona susceptible al virus de Mayaro treparía del 4% actual a un 12% en 2050 y casi a un 20% en 2100 en un escenario de altas emisiones. Con relación virus del Rocío, ese porcentaje pasaría de aproximadamente el 1% del área del municipio a un 2,5% en 2050 y casi a un 4% en 2100, también en el peor escenario climático.

 

En Campo Grande (en el estado de Mato Grosso do Sul), el área de riesgo para el virus de Mayaro pasaría del 23,8% al 83,6% en el peor escenario. En Brasilia (Distrito Federal), el porcentaje saltaría del 10% a más del 57%. En Belo Horizonte (estado de Minas Gerais), se elevaría del 14,8% al 65%, y en Río de Janeiro, del 21,4% a casi un 55%.

 

El mayor aumento de área de distribución del virus del Rocío se previó para Porto Alegre (estado del Rio Grande do Sul). En la actualidad, menos del 9% de dicho municipio está considerado como área de riesgo. En 2100, en el escenario de alta emisión, dicho índice llegaría al 57,3%.

 

“En los casos de los virus de Mayaro y de Oropouche, vemos dos escenarios futuros muy distintos al actual, ya sea con bajas o con altas emisiones de gases. En tanto, para el de San Luis y el del Rocío, la diferencia no es tan significativa. Pero incluso un aumento pequeño es importante, pues son enfermedades poco conocidas y contra las cuales no contamos con vacunas”, sostuvo Suesdek.

 

Para el investigador, las cuatro enfermedades estudiadas tienen un significativo potencial para provocar daños a la salud pública y puede considerárselas como enfermedades olvidadas. Todas tienen como síntoma principal la fiebre aguda e intensa. Debido a que se confunden fácilmente con el dengue o la malaria, los expertos creen que la subnotificación es grande. No existen test serológicos para su diagnóstico (aquéllos que detectan los anticuerpos contra los virus en la sangre de los pacientes) y los análisis moleculares son caros y poco accesibles. (Fuente: AGÊNCIA FAPESP/DICYT)

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