La dieta y el estado físico de las futuras madres son factores que influyen en el desarrollo de sus hijos, pero la salud de los padres también es crucial. Tres estudios publicados esta semana en The Lancet apuntan que es necesario prestar especial atención al periodo de preconcepción de ambos progenitores.
“El período anterior a la concepción es un momento crítico en la salud de los padres. Su peso, metabolismo y dieta pueden incrementar el riesgo de los niños de padecer futuras enfermedades crónicas”, explica Judith Stephenson, autora principal de uno de los estudios y profesora de la University College de Londres (Reino Unido). “Ahora debemos reexaminar la política de salud pública para ayudar a reducir este riesgo”.
La experta hace hincapié en la importancia de concienciar sobre la salud previa al embarazo. “No se trata de meter miedo o culpar a nadie, sino de hacer reflexionar sobre el estado físico y mental de la próxima generación y exigir un fuerte liderazgo local, nacional e internacional que conciencie sobre ello”, aclara la experta.
Hasta ahora, se ha definido el periodo de preconcepción como los tres meses anteriores al comienzo del embarazo. Sin embargo y según los investigadores, esta definición no cuenta con que, en ocasiones, para mejorar algún aspecto de la salud, como la obesidad, es necesario mucho más tiempo, incluso meses o años.
Los autores amplían esta definición: en el caso de parejas o madres solteras, el periodo de preconcepción abarca las semanas o meses en los que se decide tener un hijo; en la salud pública, los meses o años necesarios para abordar factores de riesgo como la dieta y la obesidad antes del embarazo.
Tanto la salud de la madre como la del padre afectan al futuro bebé. (Foto: Pixabay)
La obesidad materna aumenta los niveles de inflamación, hormonas y metabolitos que pueden alterar el desarrollo del óvulo y del embrión, aumentando el riesgo de que el futuro el bebé padezca una enfermedad crónica.
Aunque todavía no se sabe si la dieta paterna tiene una influencia tan fuerte como la de las madres, sí es cierto que la cantidad, calidad y movilidad del esperma será deficiente en hombres con un exceso de grasa.
“Las parejas deben saber que pueden tomar medidas previas a un embarazo para beneficiar la salud de su bebé”, explica Stephenson a Sinc. “Por ejemplo, ambos deberían dejar el tabaco, el alcohol y las drogas recreativas, además de llevar una dieta saludable y lograr el peso óptimo antes de la concepción”.
La investigadora también recomienda reducir el consumo de cafeína y hacer ejercicio moderado. Una recomendación a medida para ellas es tomar ácido fólico. Si padecen diabetes o tensión alta, o toman medicación diaria, Stephenson recomienda consultar a su médico antes de quedarse embarazadas.
“No hay que esperar hasta el embarazo para llevar una vida más sana”, concluye la experta. “Tomar las riendas cuanto antes será más beneficioso tanto para la salud de los padres como para la del futuro bebé”.
Los autores han calculado la proporción de mujeres en edad reproductiva –de 18 a 42 años– en Reino Unido que están nutricionalmente preparadas para el embarazo, usando los datos de la Encuesta Nacional de Dieta y Nutricio de Reino Unido de 509 de ellas.
Los resultados muestran que muchas no están preparadas para el embarazo en este sentido y que, en la alimentación del 96%, los niveles de hierro y folato están por debajo de la recomendación.
Los autores recomiendan intervenciones que abarquen toda la vida ya que, según las estimaciones de 2012, el 40% de los embarazos mundiales no fueron planificados. “Las intervenciones actuales de salud antes de la concepción no abordan las influencias sociales o el entorno obesogénico”, explica Mary Barker, investigadora de la Universidad de Southampton. “Es responsabilidad de todos ayudar a nuestros jóvenes adultos a convertirse en padres de niños sanos y longevos, priorizando la mejora de la salud preconcepcional”. (Fuente: SINC)