Cuando observamos la superficie del Sol las protuberancias solares se ven como filamentos oscuros que pueblan el disco o como lenguas de plasma incandenscente que se levantan por encima de esta. Las protuberancias solares son estructuras de plasma muy densas que levitan en la atmósfera solar. Se piensa que el campo magnético de esta estrella es el que las aguanta para que no caigan en la superficie por su propio peso. Estas estructuras magnéticas pueden acumular una gran cantidad de energía que, cuando se libera, produce erupciones que lanzan el material de las protuberancias al medio interplanetario.
Manuel Luna, investigador del IAC y la ULL (España), lidera el equipo que ha catalogado cerca de 200 oscilaciones de protuberancias solares detectadas en la primera mitad de 2014. Este análisis, que se publica hoy en The Astrophysical Journal Supplement Series, ha servido para comprobar que casi la mitad de estos eventos ha sido de gran amplitud. Es decir, oscilaciones con velocidades de entre 10 km/s (36000 km/h) y 100 km/s. También se ha podido comprobar que estos eventos de gran amplitud son más comunes de lo que se pensaba.
El proyecto forma parte de una colaboración internacional que comenzó en 2015 a través del International Space Science Institute (ISSI) y también del proyecto de la NASA para el estudio de este tipo de oscilaciones.
Gracias a esta recopilación, se ha encontrado una gran variedad de eventos y se ha podido determinar que, en muchos casos, las oscilaciones son producidas por fulguraciones cercanas. Es decir, por la liberación repentina de energía en la atmósfera solar.
Con los datos recogidos se ha realizado un estudio estadístico de las propiedades de las oscilaciones. Estos movimientos consisten en un movimiento cíclico de las protuberancias entre dos posiciones. En él se ha visto que las oscilaciones (vibraciones) tienen un periodo de aproximadamente una hora. Estos periodos son propios de las protuberancias y revelan propiedades fundamentales de su estructura magnética y la distribución de su masa. Además, las oscilaciones muestran un gran amortiguamiento, o lo que es lo mismo la vibración se reduce considerablemente tras pocos ciclos de oscilación. Se desconoce por qué la mayor parte de las protuberancias oscilan con un periodo de una hora o por qué se amortigua su movimiento tan rápidamente, con lo que habrá que seguir investigando.
Los datos apuntan a que “la dirección del movimiento de las oscilaciones forma un ángulo de unos 27 grados con el eje principal de la prominencia”, explica Luna. Y añade: “Esta dirección coincide con la de las estimaciones previas de la orientación del campo magnético”. Además, usando técnicas sismológicas, los investigadores han podido deducir detalles acerca de la geometría e intensidad del campo magnético que soporta a las protuberancias.
Este estudio abre una nueva ventana a la investigación de la estructura de las protuberancias solares y a los mecanismos que eventualmente las desestabilizan produciendo su erupción. En el futuro, los autores pretenden ampliar este análisis a todo un ciclo solar para entender la evolución de estas estructuras a lo largo de los 11 años que dura. Para conseguirlo se tendrán que aplicar técnicas de inteligencia artificial y de procesado de gran cantidad de datos. (Fuente: IAC)