El dispositivo determina además si con un proceso de estimulación de la piel facial, ya sea eléctrica o por radiofrecuencia, habría mejoras o cambios en sus cualidades.
Este prototipo no solo se centra en mejorar la calidad del rostro a nivel estético, sino que ayuda a las personas que han sufrido parálisis facial, gracias a la toma de mediciones constantes para establecer si reacciona satisfactoriamente a una intervención médica.
El estudiante Juan David Villegas Tamayo, de Ingeniería Electrónica de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Manizales, explica que el prototipo también ayuda a evaluar la efectividad de productos como cremas faciales, o el uso de métodos actuales como radiofrecuencia, para mejorar las cualidades de la piel.
“Es probable que no todos los productos del mercado sean efectivos, máxime hoy que hay tanta publicidad, por lo que una de las finalidades de este dispositivo es medir la impedancia de la piel antes y después de que la persona pruebe un determinado producto”, dice el estudiante.
Agrega que si semanas después de utilizar el producto de belleza aumenta la impedancia o resistencia, quiere decir que este tipo de producto sí cumple con las especificaciones con las que fue comercializado.
Este dispositivo tiene un costo aproximado de 100.000 pesos y se creó como trabajo final de la materia Electromedicina de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura.
El investigador precisa que el prototipo funciona con una aplicación móvil gratuita que inicialmente genera una señal eléctrica con valores de voltaje y frecuencia, los cuales servirán como variables para identificar si al aumentarlas o disminuirlas mejora la impedancia de la piel.
Dicha señal pasa por medio de un circuito eléctrico, que la transmite a dos electrodos que forman parte del sensor puesto sobre la piel de la persona a evaluar.
En seguida, este sensor, con otros dos electrodos, toma la medida de la impedancia de la piel que se puede visualizar en un computador. Esta medición se da en ohmios (Ω), específicamente entre 100 Ω y 1 megaohmios (MΩ). Dicha medida varía según la edad de la persona y las cualidades de la piel del rostro: a mayor cantidad de ohmnios, esta es mejor, explica.
Para conocer los valores de la impedancia de la piel, el estudiante realizó cuatro sesiones de toma de datos con un intervalo de 15 días, a siete personas de diferentes edades.
En los datos obtenidos se evidenció que a mayor rango de edad, la impedancia de la piel de las personas iba disminuyendo, es decir que perdía cualidades físicas, entre ellas grosor y textura.
Para personas jóvenes, el estudiante notó una impedancia relativamente alta. Por ejemplo, en tres de las personas evaluadas, entre los 20 y 34 años de edad, la impedancia marcó un rango entre 150 y 300 kiloohmios (kΩ).
El estudiante puntualiza que la biomedicina ha tenido grandes avances en cuanto a técnicas para tratar diferentes afecciones de la piel, o simplemente para mejorar el aspecto de las personas.
Su objetivo es mejorar el dispositivo y adecuarlo para que se pueda ofrecer en el mercado y que sirva como una medida de garantía de los diferentes productos de belleza utilizados hoy en día. (Fuente: UN/DICYT)