Cuando un ave se encuentra en peligro y se siente acechada emite una llamada de alarma para advertir de la presencia de un depredador. La ratona australiana azul (Malurus cyaneus) es capaz de escuchar con disimulo ese canto, reconocerlo sin ni siquiera ver al pájaro emisor –que pertenece a otra especie– o al depredador en cuestión, y aprenderlo.
Un equipo de científicos, liderado por la Universidad Nacional de Australia, en Camberra, publica esta semana un estudio en Current Biology donde demuestra a través de un experimento que este pájaro australiano puede reconocer y aprender la llamada de alarma de otras especies, lo que equivaldría a una lengua extranjera para los humanos.
“Las llamadas de alarma alertan de la presencia de depredadores, pero, en este caso, las aves aprenden el significado de la llamada de las demás sin necesidad de ver al depredador”, indica Robert Magrath, coautor del trabajo e investigador de la universidad australiana.
Para el experto, se trata de un tipo de aprendizaje social, donde los individuos aprenden de los demás en lugar de hacerlo a través de la experiencia directa. En el caso de la ratona australiana azul, “es aún más indirecto”, subraya Magrath. “Solo necesitan escuchar sin ver a los pájaros dando las llamadas de alarma. ¡Entonces teóricamente podrían aprender con los ojos cerrados!”, exclama.
En estudios anteriores, el grupo de Magrath, interesado desde hace tiempo en este tipo de cantos y en el espionaje entre especies, mostró que las aves pueden aprender a reconocer las llamadas de otras especies y que no siempre es una habilidad innata. Pero se trataba de observaciones directas: los pájaros veían al depredador en el momento en el que se escuchaba la alarma.
En el nuevo trabajo, que también cuenta con la colaboración de la Universidad de Bristol (Reino Unido), los autores confirman que las aves aprenden solo escuchando atentamente. “Tiene sentido aprender de los demás cuando es peligroso aprender a través de la experiencia directa”, dice Andrew Radford, coautor e investigador de la universidad británica.
Para demostrarlo, el equipo entrenó a las aves en ausencia de cualquier depredador, transmitiendo sonidos desconocidos y combinándolos con las llamadas de alarma de otras ratonas australianas azules y de otras especies de aves.
Al principio, las aves no huían al escuchar los sonidos desconocidos. Pero tras el entrenamiento, empezaron a hacerlo al escuchar las llamadas de alarma, y siguieron protegiéndose cada vez que se emitía el canto de la otra especie en el transcurso de una semana.
Según los investigadores, las ratonas azules no se habían vuelto en general más cautas, sino que habían aprendido a asociar nuevos sonidos con llamadas de alarma conocidas, sin ver nunca al pájaro que cantaba ni el motivo de su llamada. Esto explicaría en parte los episodios de espionaje observados en la naturaleza por los científicos a lo largo de sus carreras.
Los nuevos hallazgos pueden ser relevantes también para los esfuerzos de conservación, recalcan los autores. Las especies en peligro de extinción se reproducen bien en cautiverio, pero son capturadas por los depredadores al poco de ser liberadas. Ahora se podría preparar a las aves para la vida silvestre entrenándolas a reconozcer a sus depredadores antes de su liberación. (Fuente: SINC)