Estudiar la geología de los planetas terrestres o rocosos es clave para entender los procesos que tienen o tuvieron lugar en la Tierra. Con esta premisa, Iván López Ruiz-Labranderas, investigador del área de Geología de la URJC (España), ha participado en un proyecto financiado por la NASA para cartografiar el relieve de Venus.
A partir de imágenes de satélite obtenidas por sondas de exploración planetaria, como la sonda Magallanes de la NASA, el equipo de investigación ha elaborado el mapa geológico de Niobe-Afrodita, dos grandes regiones de Venus que suponen más del 25% de la superficie de este planeta. “Para realizar estos mapas se determinan tanto las estructuras de deformación tectónica como las diferentes unidades en su superficie”, explica Iván López. Este tipo de mapas son fundamentales para caracterizar los procesos que han dado forma a la actual superficie de Venus y entender cómo este planeta ha evolucionado a lo largo de su historia.
El artículo, publicado recientemente en la revista científica Journal of Geophysical Research: Planets, cuenta también con la participación de la Universidad de Minnesota-Duluth. El interés de Venus en los proyectos de estudios planetarios de la NASA reside en que, a diferencia de Mercurio o Marte, la huella de los procesos geológicos en este planeta es muy clara. Esto se debe a que la superficie de Venus carece de placas tectónicas y ciclo hidrológico y está protegida del impacto de meteoritos por una densa atmósfera.
A partir de los resultados de este estudio, los investigadores han determinado la existencia de tres grandes dominios tectónicos, reflejo de tres ‘eras’ que muestran los grandes cambios en la evolución del planeta. La primera de estas épocas está representada por la formación de un tipo de región: las mesetas corticales. “Este relieve indica que el planeta debió tener una litosfera fina y flujos térmicos altos, un régimen análogo al de la Tierra durante su infancia”, expone Ivan López. La segunda de estas eras está caracterizada por la formación de Artemis, una estructura circular cuyo origen se debe a una mezcla de procesos tectónicos y volcánicos. Esta estructura posee unos 13.000 kilóemtros de diámetro, es decir, ocupa un 30 por ciento de la superficie de Venus y probablemente sea la mayor de estas características en del Sistema Solar.
En la última de las etapas, los científicos han observado que la actividad se concentra en zonas de deformación que conectan grandes puntos calientes, las regiones de Atla, Beta y Themis, similares al proceso de formación de Hawaii en la Tierra. “Este trabajo indica que Venus presenta una historia geológica rica y compleja que puede extenderse durante miles de millones de años”, subraya Iván López, quien añade que “el estudio de su evolución es por tanto fundamental para entender la evolución de otros planetas, incluida la Tierra”. (Fuente: URJC/DICYT)