Estas imágenes del satélite Mars Express de la ESA muestran un sistema ramificado de canales y valles secos, huellas de antiguos cauces que dan testimonio del pasado más cálido y húmedo del Planeta Rojo.
Red de valles fluviales en contexto.
Aunque hoy en día Marte es un planeta frío y árido, numerosas pruebas evidencian que no siempre fue así. Las investigaciones de los últimos años demuestran de forma cada vez más clara que hubo un tiempo en que el planeta contó con una atmósfera más gruesa y densa, capaz de guardar gran cantidad de calor, facilitando así el flujo de agua líquida en la superficie.
Aunque ya no sea el caso, la superficie marciana muestra signos claros de actividad hídrica en el pasado. Esta imagen es ejemplo de ello: un sistema de valles en los altiplanos meridionales de Marte, en una región situada al este de un gran cráter de impacto bien conocido, Huygens, y al norte de Hellas Planitia, la mayor cuenca de impacto del planeta. Con una antigüedad de entre 3.500 y 4.000 millones de años, las tierras altas del sur son una de las zonas más antiguas y craterizadas de Marte, y en ellas se observan numerosos signos de antiguas formaciones fluviales.
La topografía de esta región sugiere que el agua fluía del norte al sur, excavando a su paso valles de hasta dos kilómetros de ancho y 200 metros de profundidad. En las imágenes los valles nos ofrecen su aspecto actual, tras haber sufrido una erosión significativa. Esta erosión puede verse en los contornos degradados, suavizados, fragmentados y disecados, especialmente en los valles que se extienden de este a oeste.
En conjunto, el sistema de valles parece abrirse en un patrón con ramificaciones a partir de un tronco central. Este tipo de morfología se conoce como “dendrítica”, palabra que procede del griego dendron, ‘árbol’, y no es difícil ver por qué. Varios canales se desprenden del valle central, formando pequeños afluentes que suelen dividirse nuevamente en su recorrido.
Este tipo de estructura dendrítica también se ve en sistemas de drenaje en la Tierra. Un ejemplo paradigmático sería el río Yarlung Tsangpo, que nace en el oeste del Tíbet y atraviesa China, India y Bangladesh. En el caso de esta imagen de Marte, las ramificaciones probablemente se formaron por escorrentía superficial a partir de un fuerte caudal fluvial, en combinación con precipitaciones intensas. Se cree que este flujo atravesó terreno existente en Marte, creando nuevos recorridos y dando forma a un nuevo paisaje.
Aunque no está clara la procedencia de toda esta agua (¿precipitaciones, aguas subterráneas, deshielo de glaciares?), todo esto evidencia un pasado mucho más cálido y acuoso de lo que hoy vemos en Marte.
Red de valles fluviales en 3D
Una pregunta tentadora que surge al contemplar la idea de un clima más cálido y húmedo es si las condiciones habrían sido adecuadas para la vida, una cuestión clave de la exploración marciana. El año que viene, la ESA y Roscosmos lanzarán la misión ExoMars, formada por un robot explorador recientemente bautizado con el nombre de Rosalind Franklin y una plataforma científica de superficie. En una misión sin precedentes, el robot se desplazará hasta lugares de interés para perforar bajo la superficie en busca de signos de vida. Por su parte, el Satélite para el estudio de Gases Traza (GTO) de ExoMars seguirá analizando la atmósfera con todo detalle, especialmente los gases que podrían estar relacionados con actividad biológica o geológica, e identificando puntos subterráneos con presencia de hielo de agua o minerales hidratados.
Esta sucesión de misiones a Marte, tanto en órbita como en superficie, garantizará la participación de la ESA a largo plazo en la ciencia y la exploración del planeta. El siguiente paso que la ESA está considerando, en colaboración con socios internacionales, es traer a la Tierra muestras de Marte, una tarea ambiciosa que abrirá nuevos y fabulosos horizontes para las futuras generaciones. (Fuente: ESA)