Científicos de la universidad danesa de Aarhus han encontrado un lado positivo dentro de las consecuencias que el cambio climático tendrá sobre nuestro planeta. Según publican en la revista Joule, los sistemas eléctricos de Europa basados en fuentes renovables, como la energía solar y la eólica, deberían funcionar casi igual en el futuro como lo han hecho en el pasado, a pesar de los cambios en los patrones climáticos que puedan ocurrir en el siglo XXI.
Utilizando modelos meteorológicos y series cronológicas climáticas, el equipo ha desarrollado nuevos modelos que predicen la producción de turbinas eólicas y paneles solares para todos los países europeos en los escenarios más comunes de calentamiento global que plantea el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) hasta el año 2100.
Para comparar cómo funcinaría una red eléctrica europea renovable respecto a cómo lo ha hecho históricamente, los investigadores se han centrado en diversos parámetros (electricidad disponible para la demanda, beneficios de su transmisión y almacenamiento, variabilidad en la producción y el consumo).
“La mayoría de estudios sobre sistemas energéticos consideran una serie de tecnologías y las combinan para obtener el coste óptimo que cubre la demanda”, explica el primer autor, Smail Kozarcanin, “pero en nuestro trabajo buscamos comprender, por ejemplo, cómo el cambio climático afecta al sistema independientemente de qué otras tecnologías se empleen para cubrir la demanda a parte de la eólica y solar”.
A pesar de los extremos climáticos pronosticados por los escenarios climáticos para este siglo, los resultados no encuentran gran diferencia en las métricas clave para los sistemas eléctricos renovables. Sus diseños basados en el clima histórico deberían tener un desempeño similar en las próximas décadas.
Según los autores, esto se debe a que los sistemas actuales están diseñados para resistir eventos meteorológicos extremos, aunque de momento no se hayan puesto a prueba como probablemente lo tendrán que hacer en el futuro.
El estudio también apunta que la demanda europea de calefacción y refrigeración electrificada, de forma conjunta, disminuirá ligeramente a medida que el clima sea más cálido, ya que en latitudes europeas el uso de aire acondicionado es mucho menor que el de la calefacción. Esta menor demanda contrarrestará la leve disminución que predicen los modelos en la producción de energía solar y eólica. En este contexto, los sistemas completamente dependientes del viento se verán más afectados por el calentamiento global.
“Las condiciones climáticas extremas podrían requerir cambios en los generadores renovables y otras partes del sistema”, apunta Kozarcanin. “Por ejemplo, los futuros aerogeneradores pueden requerir nuevos tipos de protección contra tormentas; y los paneles solares, contra las supertormentas de granizo. Pero nuestro estudio muestra que las opciones de infraestructura a gran escala, como por ejemplo la capacidad de las plantas de energía de respaldo, relativamente no se van a ver afectadas por el nivel del cambio climático”.
Sin embargo, el equipo cree que la red eléctrica europea sí precisará de algunos ajustes para operar de manera eficiente en el futuro. Las capacidades de transmisión están bien desarrolladas en la mayoría de las naciones, pero el sistema eléctrico masivo interconectado que abarca 24 países de Europa Central necesitará un impulso para transmitir de forma efectiva la energía renovable entre las naciones.
“El principal desafío para las futuras redes probablemente será la voluntad política y social, para realizar las inversiones y la planificación adecuadas en una red que proporcione la mayor parte del beneficio potencial que aporte una fluida producción de energía renovable entre países”, comenta Kozarcanin.
Según los autores, si los humanos no logramos mitigar las olas de calor y supertormentas apocalípticas que se avecinan, al menos es probable que nos podamos encerrar en nuestras salas de estar, con un clima controlado, para ver nuestras series favoritas de forma indefinida. (Fuente: SINC)