La industria del automóvil avanza de manera acelerada para conseguir un coche del futuro completamente conectado y autónomo. Elon Musk, cofundador de Tesla, aseguró que en el verano de 2020 la empresa pondrá un millón de taxis sin conductor (robotaxis) en la carretera. Cada año se hacen nuevos avances tecnológicos, muchos de ellos encaminados a aumentar la seguridad vial, pero también otros a dar servicios de entretenimiento innovadores a los pasajeros. Algunas de las novedades se presentarán en el Salón Internacional del Automóvil de Barcelona este mes de mayo. Ramon Ribera y Xavier Vilajosana, investigadores del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya), analizan algunas de las tecnologías y el impacto que pueden tener los coches del futuro en las ciudades.
Evitar el error humano es uno de los objetivos de la conducción autónoma. «Actualmente se está trabajando en varias tecnologías para lograr la máxima seguridad vial», explica Vilajosana, experto en telecomunicaciones y catedrático en el área de sistemas de comunicación de la UOC. «El coche estará conectado a estaciones de telefonía o a dispositivos ubicados junto a la autopista (roadsite units) y tendrá conexión a internet en tiempo real. Habrá una conectividad tan masiva y rápida que el coche tendrá información de las condiciones de la vía y de las accciones que llevan a cabo otros vehículos en tiempo real. Todos los sensores que llevará detectarán obstáculos tanto dentro como fuera de la carretera y advertirán de condiciones adversas como hielo, baches o acciones imprevistas con frenadas bruscas algún centenar de metros más adelante.»
El coche será receptor pero a la vez emisor de información. Gracias a la comunicación entre coches será posible evitar colisiones entre vehículos. «Hay muchas marcas que están trabajando con un mecanismo de evitación anticipada y colaborativa de colisión (anticipated collaborative collision avoidance, ACCA), que detendrá automáticamente el coche cuando, por ejemplo, detecte riesgo de choque de coches en cadena. Será capaz de detectar en una curva sin visibilidad si dos coches más adelante hay un vehículo parado», señala Vilajosana, también investigador principal del grupo Wireless Networks (WINE) del IN3.
También se busca un coche conectado que se pueda conducir solo. Para el investigador, antes de que llegue el coche autotripulado se pasará por diferentes grados de autonomía, desde la conducción asistida hasta una conducción en la que las personas podrán ver una película mientras el vehículo autónomamente las lleva hasta el lugar indicado. Para el apoyo a la conducción vendrá un asistente que cambiará automáticamente de carril el coche o lo enderezará en caso de que el conductor se despiste y cruce la línea continua. «De hecho, esto ya lo hacen coches hoy en día gracias a una cámara, pero si hay alguna anomalía que proviene de otros coches esto no lo pueden evitar», añade.
El coche del futuro será más seguro al estar conectado a internet, porque recibirá información de otros vehículos que lo alertarán de posibles peligros. «Al estar conectado a la red 5G, que tiene mucha más capacidad de enviar datos en tiempo real, podrá recibir mapas de alta definición, con precisión de centímetros. Gracias al GPS podrá saber en todo momento su posición en los límites del carril», apunta.
«La tendencia y la moda del sector es que los vehículos del futuro sean eléctricos, pero este modelo de coche pide a la vez un replanteamiento del entorno urbano, incluso de su carga», apunta Vilajosana. El experto comenta que antes que nada es necesario que los gobiernos fomenten modelos energéticos más limpios y sostenibles. «Con la reciente derogación del impuesto al sol en el Real decreto ley 244/2019, de 5 de abril, por el que se regulan las condiciones administrativas, técnicas y económicas del autoconsumo de energía eléctrica, los ciudadanos pueden optar por el autoconsumo energético, pero aún no hay mecanismos para compensar o aprovechar el posible excedente de energía que el usuario pueda generar con placas solares. Este excedente se pierde, no se descuenta de la factura del usuario ni la sociedad lo puede aprovechar, por ejemplo, para la carga de coches eléctricos.»
El auge de los coches autotripulados generará un aumento notable del tiempo disponible de sus usuarios para consumir todo tipo de entretenimiento. Audi ha colaborado con Disney en un proyecto llamado Holoride, en el que mediante realidad virtual es posible jugar a juegos o ver películas durante el viaje. También Intel y Warner Bros están desarrollando experiencias inmersivas de este tipo. Por ejemplo, los fanáticos de Batman podrían experimentar la sensación de viajar en el Batmóvil por las calles de ciudad de Gotham. Y Volvo, Ericsson y Netflix, explica Vilajosana, están planificando también acciones conjuntas para ver películas de la plataforma bajo demanda con un pantalla retráctil instalada en el automóvil.
La movilidad del futuro será un servicio bajo demanda», apunta Vilajosana. «Las personas no necesariamente tendrán su propio coche, sino que pedirán uno autónomo cuando lo necesiten. Un vehículo que estará aparcado en aparcamientos fuera de la ciudad, por ejemplo en polígonos, y que se desplazará al centro solo cuando haya peticiones de ciudadanos que necesitan trasladarse a algún lugar.»
«Para que los coches conectados y autónomos sean una realidad es necesario terminar de sensorizar las ciudades para que los vehículos no solo se comuniquen entre ellos sino también con todo el entorno», explica Ribera, director del grupo de investigación Urban Transformation and Global Change Laboratory (TURBA Lab) del IN3 de la UOC. Además, añade el experto, será necesario construir una nueva infraestructura por donde pueda circular y guardarse la gran cantidad de datos que se transmitirán en tiempo real. En este contexto, el investigador apunta que se deberán resolver grandes interrogantes: ¿quién tiene que pagar todo esto? ¿Las ciudades y los ciudadanos? ¿Los que ofrecen servicios de movilidad? ¿Tiene que ser una infraestructura pública o privada? ¿Pagada por las empresas que hacen negocio o por los ciudadanos?
Para Ribera, muchas de las implicaciones del coche conectado y autónomo no dependen tanto de la tecnología en sí misma como de los modelos de movilidad urbana que se desarrollen y de los modelos de negocio asociados a ellos. «La tendencia actual es sacar el coche de la ciudad, tanto por el impacto ambiental como por el espacio que ocupa en esta o por las congestiones que produce. Sin embargo, hay que reflexionar sobre si se seguirá apostando por el transporte público o por otros medios de transporte (bicicleta, patinete, etc.)», explica. En cuanto a los modelos de negocio, en los que la tendencia es pasar de fabricantes de coches que venden coches a fabricantes o empresas tecnológicas o de servicios que venden un servicio de movilidad en vehículos autónomos, el experto advierte que aún no queda claro si el modelo será ir hacia coches compartidos u otras formas de transporte colectivo o simplemente se reproducirá el modelo de vehículo privado para (casi) todo el mundo, ahora como servicio (por ejemplo, el renting).
Ante este contexto, Ribera, también profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, remarca que es necesario un debate público sobre las consecuencias de la llegada de los vehículos conectados y autónomos y de los modelos de ciudad que queremos. «Un debate que ha de versar sobre el modelo de ciudad y cómo nos queremos mover por ella, y no sobre qué modelo de coche queremos.» (Fuente: UOC)