Investigadores del Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) de la Universidad de Valladolid (UVa) y del Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM), centro mixto UVa-CSIC, en España, han completado con un éxito cercano al 90 por ciento el primer ensayo clínico en el mundo que utiliza células madre mesenquimales para recuperar la visión de pacientes con ceguera corneal. En total, el tratamiento se ha aplicado a 67 pacientes procedentes de todas las comunidades autónomas españolas y ya se ha solicitado la autorización a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para que esta nueva terapia celular se incorpore a la cartera de servicios sanitarios.
Los resultados de este importante trabajo, publicado en la revista ‘Traslational Research’, han sido presentados hoy en Valladolid. “La superficie de la córnea está renovándose continuamente. Esta regeneración depende de unas células madre, denominadas limbares. Cuando existe una deficiencia de estas células, la córnea no se regenera y se produce una úlcera. La córnea se vuelve opaca y se pierde la visión”, ha explicado la doctora Margarita Calonge, investigadora del IOBA y responsable del estudio.
Esta situación se denomina síndrome de deficiencia de células madre limbares y se puede producir por diversas causas: desde quemaduras por sustancias químicas asociadas a accidentes laborales –la más habitual en adultos jóvenes- a enfermedades inflamatorias, infecciosas o al abuso mantenido de lentes de contacto, entre otras.
Estas distintas causas hacen que sea muy difícil estimar la incidencia real del síndrome, aunque se estima que se producen “cerca de 500 casos nuevos al año en España”, refiere Calonge. A la consecuencia más grave de ceguera por opacidad de la córnea se suman otros efectos que incomodan mucho a estos pacientes, como dolor o sensibilidad a la luz.
Conscientes de esta problemática y de la falta de tratamientos efectivos para revertir estas consecuencias, el equipo del IOBA y el IBGM empezó hace 15 años a investigar una posible terapia con células madre. Tras los primeros estudios en laboratorio llegaron los ensayos en animales y, hace ocho años, las primeras pruebas en pacientes. “Cogíamos tejido limbar de un ojo sano, de aproximadamente un milímetro, y de él obteníamos una sábana de 1’5 por 1’5 centímetros repleto de estas células madre. Después se aplicaba al paciente y tuvimos un éxito del 80 por ciento tras 1-2 años”, detalla la investigadora.
No obstante, tanto ella como la doctora Ana Sánchez -investigadora del IBGM e impulsora de Citospin, una empresa de base tecnológica que se encarga de preparar células madre para aplicarlas a distintas terapias-, creyeron que este tratamiento se podría llevar a cabo de forma más sencilla, ya que la obtención del tejido y su preparación eran demasiado costosos y además requería de medicación extra para evitar el rechazo del paciente.
Así nació la idea de utilizar células madre mesenquimales, de médula ósea, cuya seguridad en humanos estaba probada puesto que ya se aplican en otras terapias. Se preparó un ensayo clínico aleatorizado, controlado y doble enmascarado. Ni el paciente ni el equipo sabía qué tipo celular se iba a aplicar para garantizar unos resultados fiables. En total, se obtuvo un éxito del 78 por ciento al año para la terapia con células limbares y de un 86 por ciento al año para el tratamiento con células madre mesenquimales.
“Las células madre mesenquimales no son rechazadas, tienen excelentes propiedades inmunomoduladoras y el proceso de preparación se reduce de cinco semanas a cinco días, con el consiguiente ahorro que esto supone”, apunta la doctora Ana Sánchez. Su empresa, Citospin, tiene solicitada la patente internacional sobre el protocolo de distribución de células madre mesenquimales de Valladolid (MSV), como han llamado al producto.
Durante la presentación también han intervenido Antonio Largo Cabrerizo, rector de la UVa; el consejero de Sanidad de la Junta, Antonio María Sáez Aguado, y el director del IOBA, Miguel Maldonado, quien ha aprovechado la ocasión para reclamar la figura del investigador de carrera, “para que los jóvenes con una valía extraordinaria que tenemos puedan tener estabilidad y no se marchen a Estados Unidos”.
Por su parte Largo Cabrerizo ha incidido en que la transferencia, como este nuevo tratamiento con células madre que ya está disponible para los pacientes, es una de las tareas fundamentales de la Universidad, “para devolver a la sociedad todo lo que nos aporta”. Finalmente, Sáez Aguado ha subrayado que las terapias personalizadas y la medicina de precisión están transformando la asistencia sanitaria. “Es un cambio cualitativo en la atención sanitaria y Castilla y León y la Universidad de Valladolid están en una posición muy favorable gracias al conjunto de iniciativas que se han puesto en marcha en los últimos años”, ha asegurado.
El ensayo clínico ha contado con la financiación del centro Regional de Medicina regenerativa y Terapia celular y el CIBER-BBN. (Fuente: Cristina G. Pedraz / DICYT)