La contaminación es un problema creciente que, además de afectar al planeta, también perjudica a sus habitantes. Los seres humanos somos los principales causantes y, a la vez, afectados.
Los mayores índices de contaminación se evidencian en las ciudades y centros industriales. Allí encontramos la mayor concentración de agentes que producen gran cantidad de desechos tóxicos. Estos terminan concentrándose en el agua, el aire y el suelo en el que habitamos.
La contaminación ambiental se convierte así en un proceso que favorece el deterioro de la calidad de vida y el aumento de mortalidad en las zonas con mayores índices de contaminación.
Ahora bien, para entender los efectos de la contaminación en nuestro cuerpo, tendríamos que hablar de los tipos de contaminación según el recurso natural que resulta más afectado.
Contaminación del aire
Es el tipo de contaminación que más se evidencia en las ciudades y al que más podríamos estar expuestos.
Entre sus consecuencias, resalta la irritación en el sistema respiratorio que nos causa problemas para respirar. Asimismo, incrementa el riesgo de sufrir enfermedades respiratorias, incluyendo el cáncer de pulmón.
Contaminación del agua
Este tipo de contaminación es quizás la más difícil de revertir y a la que están expuestos absolutamente todos los seres vivos.
En el organismo de los humanos propicia la introducción de bacterias al organismo mediante la ingesta de pescado o de agua. Así, puede causar enfermedades como la disentería, salmonelosis o leptospirosis, entre otras.
Contaminación del suelo
La contaminación del suelo afecta principalmente a las industrias agricultoras y ganaderas. De este modo, lo que hace es provocar la contaminación de alimentos de las siembras y del ganado.
El problema es mayor porque luego estos son los alimentos que ingerimos.
Contaminación acústica
La contaminación por el ruido excesivo es mayor en el centro de las ciudades. Este tipo de contaminación trae como consecuencia daños físicos y psicológicos.
En exposiciones avanzadas puede ocasionar daños graves como la pérdida permanente de la audición.
5 hábitos para reducir los efectos de la contaminación
1. Mantén tu piel limpia
Nuestra piel se ve afectada por los agentes tóxicos presentes en el agua y en el aire. Por ello, es fundamental que mantengamos hábitos de limpieza rigurosos para eliminar cualquier agente nocivo.
Para el cuidado de nuestra piel también se recomienda el uso de cosméticos hidratantes y que sean capaces de nutrir nuestra piel con vitaminas.
2. Mantén una alimentación equilibrada
Mantener a nuestro cuerpo con todos los nutrientes necesarios ayuda que el sistema inmunitario esté más fortalecido, y por ende, tengamos menos posibilidades de padecer enfermedades.
Por ello es fundamental mantener una dieta sana y equilibrada.
3. Procura lavar muy bien las frutas y hortalizas antes de ingerirlas
Las bacterias originadas por los distintos tipos de contaminación pueden permanecer en las frutas y hortalizas que solemos comer crudas.
Para evitar que estas bacterias lleguen al interior de nuestro organismo debemos asegurarnos de lavar muy bien este tipo de alimentos.
4. Evita la hora punta para salir a caminar
Caminar por la ciudad no tiene nada de malo. De hecho, es algo que beneficia al estado físico de nuestro organismo.
Sin embargo, para evitar la polución producida por los coches, debemos procurar no caminar a horas punta (de 11 a 16 horas de la tarde).
5. Camina por zonas verdes
No hay mejor forma de oxigenarnos que caminando por zonas verdes, con abundancia de árboles y con la menor presencia posible de coches y fábricas.
Respirar aire fresco y puro siempre es sinónimo de salud. Además, es un buen modo de huir del ambiente contaminado y tóxico.