En la actualidad la depresión es la primera causa de discapacidad en el mundo y constituye un problema de salud pública a nivel mundial que afecta a todas las edades y condiciones sociales. Se estima que más de 300 millones de personas viven con depresión, siendo el suicidio la segunda causa de muerte en las personas entre 15 y 29 años. Ante esta situación, muchos estudios alertan de la alta prevalencia de la depresión en edades tempranas. Los trastornos emocionales en la infancia pueden influir de forma importante en el desarrollo integral de los niños, ya que estos trastornos afectan a todas las áreas del funcionamiento humano (cognitivo, emocional, somático y comportamental). Además, cuando ocurren en la infancia/adolescencia suelen ir asociados a consecuencias negativas (bajo rendimiento académico, problemas de relaciones familiares y sociales, problemas de salud, tentativas de suicidio, suicidio consumado…).
Maite Garaigordobil, Joana Jaureguizar y Elena Bernaras, todas ellas profesoras de la Universidad del País Vasco (España), llevan mucho tiempo evaluando y estudiando este problema. Fruto de esta labor es el estudio de la evaluación de los efectos de un programa de prevención de la depresión infantil a través de la comparación de un programa específico denominado ‘Pozik-Bizi’ (Vivir –Feliz), desarrollado por las tres investigadoras, con un programa global de intervención socioemocional basado en el juego cooperativo, llamado ‘Juego’ y elaborado por la profesora Maite Garaigordobil. El programa “Pozik-Bizi” es un programa para la mejora de las emociones y los síntomas depresivos en niños de 8 a 10 años. El programa de enfoque cognitivo-conductual tiene tres objetivos: mejorar las relaciones intragrupo y reducir el estrés social; Identificar, entender y regular las emociones y pensamientos negativos, fortaleciendo los positivos; y, mejorar las habilidades de los estudiantes para disminuir su ansiedad y sentimientos de incapacidad, aumentando su confianza. El programa “Juego” a su vez está destinado también a niños de 8 a 10 años y tiene como objetivos fomentar el desarrollo social y afectivo-emocional, utilizando para ello el juego cooperativo (juegos de comunicación, de ayuda, de cooperación, de cohesión grupal, de confianza…) como estrategia metodológica.
En el estudio, financiado por la Fundación Alicia Klopowitz, participaron 420 estudiantes de Educación Primaria, de los cuales 51,9% fueron asignados aleatoriamente al programa específico de depresión (Pozik-Bizi) y 48,1% a la condición de control (programa ‘Juegos’). Los participantes estaban inscritos en centros educativos del País Vasco (53,6% públicos y 46,4% privados) y cursaban 3º curso (52,6%) y 4º curso (47,4%). Al inicio del curso académico 2015-2016, miembros del equipo investigador se desplazaron a los centros educativos participantes en el estudio para administrar a los estudiantes 5 instrumentos de evaluación y los profesores cumplimentaron 2 test. El grupo experimental realizó18 sesiones del programa “Pozik-Bizi” mientras que el de control hizo sesiones de juego cooperativo.
Al término de las sesiones y, al realizar la comparación de ambos programas, se puso de relieve que los estudiantes que realizaron el programa ‘Pozik-Bizi’ significativamente disminuyeron el nivel de desajuste clínico (ansiedad, atipicidad, locus de control externo…), el desajuste escolar (actitud negativa hacia el colegio y hacia los profesores), los problemas emocionales y de conducta evaluados por los profesores (especialmente los internalizantes: retraimiento, somatización, ansiedad, problemas de pensamiento, depresión…), aumentando conductas positivas (de ánimo-alegría…) evaluadas por los profesores que inhiben la depresión. Sin embargo, el programa de juego cooperativo mejoró significativamente más el autoconcepto y las habilidades sociales (comunicación, cooperación, asertividad, responsabilidad, empatía, implicación/participación, auto-control). Los resultados del estudio han sido recogidos en un artículo titulado ‘Evaluation of the effects of a chilhood depression prevention program’, y publicado por la revista científica The Journal of Psychology Interdisciplinary and Applied.
“Tras los datos obtenidos y, teniendo en cuenta que existen pocos programas universales de prevención de la sintomatología depresiva centrados en edades tempranas, cabe destacar que este trabajo aporta un programa universal para prevenir la depresión infantil que se ha demostrado eficaz en la reducción de variables clínicas. Además, este estudio ratifica el positivo potencial de programas de intervención socioemocional, como son los programas de juego cooperativo, en el aumento del autoconcepto y las habilidades sociales que son factores protectores de la depresión. El trabajo es relevante porque una buena prevención e intervención durante la infancia puede fomentar adolescentes y adultos más saludables. Por ello cabe enfatizar la necesidad de desarrollar e implementar programas de prevención de los trastornos emocionales en la infancia y adolescencia”, concluyen las investigadoras. (Fuente: UPV/EHU)