Cataluña dispone de datos diarios y continuos de lluvia desde el año 1855, mucho antes de que se inauguraran las primeras estaciones meteorológicas modernas y se empezaran a tomar medidas estandarizadas. La fiabilidad de estos datos es clave para poder entender los efectos del cambio climático en Cataluña. Por ello, un equipo de investigadores de la Universidad de Barcelona y de la Universidad Politécnica de Cataluña – BarcelonaTech (UPC) en colaboración con el Servicio Meteorológico de Cataluña, ha desarrollado una investigación para analizar la calidad de la base de datos de precipitación de Cataluña. El estudio, que se ha publicado en Theoretical and Applied Climatology, presenta un nuevo procedimiento de control de calidad para los datos diarios de lluvia después de haberlo ajustado y probado con más de diez millones de datos de 1.726 estaciones meteorológicas de toda Cataluña.
Después de aplicar este nuevo sistema de control de calidad, el número de días en que el valor de la precipitación se puede considerar válido oscila entre el 83,6 % y el 99,6 %. El estudio también muestra que el 47 % de las series que tienen al menos diez años de operatividad (1.110 series) presentan una calidad excelente, un porcentaje que llega hasta el 78 % si tenemos en cuenta también las de buena calidad. En cuanto a las series con una duración mínima de treinta años (347 series), el 32 % tiene una calidad excelente y el 66 % una buena calidad.
“Los datos de precipitación en los inicios del periodo analizado ya eran de calidad”, afirma Alba Llabrés, investigadora del Departamento de Física de la UPC y primera autora del trabajo. “Cabe destacar que, en toda la historia observacional de Cataluña, siempre ha habido un gran número de series con buena cobertura temporal, aunque, al considerar el conjunto, se observan ciertos períodos con un aumento del número de puntos de medida sin controles de calidad adecuados, lo que disminuye la calidad media global de todo el conjunto de series”, matiza la experta.
Según explica Llabrés, para el inicio del período estudiado (1855-1864), “no se ha podido realizar el análisis relativo automático de los datos debido a la falta de series de referencia, pero los índices de calidad absolutos dan buenos resultados para esta serie inicial, que se sitúa dentro de los valores medios de calidad de las observaciones actuales”. Se da la circunstancia de que los únicos datos de precipitación diaria de que se dispone para este primer período son los de la estación de la Universidad de Barcelona, que en ese momento estaba situada en la calle del Carme. Durante el período posterior, que comprende hasta después de la Guerra Civil, “sigue habiendo series muy buenas, pero si se tiene en cuenta el total de series disponibles, la calidad media es bastante inferior”. A partir de los años 1960-1970, “la calidad media, tomando el total de series disponibles, ya alcanza valores aceptables y tiende a aumentar hasta la actualidad”, concluye Llabrés.
El procedimiento utilizado por los investigadores compara de manera relativa los datos diarios con estaciones o datos de referencia que se seleccionan automáticamente después de una estimación inicial de la calidad y de un estudio de proximidad sobre la ubicación y correlación. El resultado se puede verificar gracias a la Red de Estaciones Meteorológicas Automáticas (XEMA) que gestiona el Servicio Meteorológico de Cataluña, en la que la calidad se controla de forma rutinaria.
El control de calidad diseñado proporciona buenos resultados y se puede aplicar a datos de distintos orígenes, desde estaciones meteorológicas de mediados del siglo pasado hasta medidas históricas manuales. Una vez aplicado, se consigue una selección de series con la calidad requerida para poder hacer, en el futuro, estudios meteorológicos específicos.
Aunque las primeras observaciones meteorológicas sistemáticas realizadas en Cataluña —y en el conjunto de la península ibérica— datan de 1780, por obra del médico Francesc Salvà, es desde 1855 que se dispone de datos continuos de pluviometría diaria, actualmente incorporados a la base de datos del Servicio Meteorológico de Cataluña. La estación meteorológica que permitió este registro es la que se encontraba en el campanario del antiguo convento de las Carmelitas (calle del Carme, 40), sede de la Universidad de Barcelona desde el año 1845. Según un inventario del catedrático de Física de la UB Antoni Rave, conservado en el Archivo Histórico de la Universidad, los termómetros estaban ubicados en la torre del edificio, la veleta estaba en la azotea de la torre y el barómetro en el gabinete de Física, situado en el piso principal. Además, había dos pluviómetros: uno en lo alto del edificio y otro en la planta baja, que es el que se utilizaba.
Según información publicada en la revista El Cultivador (vol. 1-5, 1848-1852), es posible que haya datos anteriores a 1855, como mínimo de 1848, pero hasta el momento el Servicio Meteorológico de Cataluña solo ha incorporado los registros en la base de datos a partir de 1855. “En el siglo XIX, las medidas las hacían personas interesadas en la meteorología, y especialmente médicos que registraban datos de lluvia para poder extraer conclusiones del efecto que provocan las condiciones meteorológicas en la salud”, detalla Llabrés. El hecho de que en Cataluña se disponga de un volumen de series tan grande y de una amplia cobertura temporal se debe principalmente a la tarea de rescate que ha hecho el Servicio Meteorológico de Cataluña. (Fuente: UPC)

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