Un equipo internacional de investigadores encabezado por la estudiante de la Universidad Central de Florida Verónica Urgiles, ha descubierto dos nuevas especies de ranas en Ecuador. En el hallazgo, publicado en la revista ‘ZooKeys’, participan la Universidad Técnica Particular de Loja, el Instituto Nacional de Biodiversidad del Ecuador (INABIO), la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad del Azuay (Ecuador).
El equipo ha estado estudiando ranas en Ecuador en los últimos años. En 2017, Urgiles encontró la primera nueva especie y la llamó ‘Pristimantis quintanai’, en honor a uno de sus profesores de biología: Pedro Quintana-Ascencio. Ella y Anna Savage, profesora especialista en diversidad de especies a partir de análisis moleculares, encontraron la segunda especie, ‘Pristimantis cajanuma’, en 2018. Ambas se hallaron en el bosque de páramo y montano del sur de los Andes ecuatorianos.
Las ranas miden unas ochos pulgadas (unos 20 centímetros). Las hembras de ‘Pristimantis quintanai’ son de color marrón y negro y las de ‘Pristimantis cajanuma’ son verdes y negras, y ambas se mezclan fácilmente con la vegetación.
“Una de las cosas que me parecieron más interesantes de estos tipos de ranas es que no tienen metamorfosis como una rana normal, sino que se desarrollan completamente dentro de los huevos que las hembras adultas depositan en el suelo”, señala Urgiles. “Realmente no necesitan cuerpos de agua para su desarrollo. Las dos nuevas especies de ranas habitan en ecosistemas elevados en la cordillera, a más de 8.000 pies –cerca de 2.500 metros de altitud-, por lo que a pesar de estar en Ecuador, hace mucho frío y viento la mayoría del año”, subraya.
Urgiles examinó las muestras de ADN recolectadas por el equipo internacional en el laboratorio de Savage, generó secuencias genéticas y construyó el análisis filogenético. Otros miembros del equipo también trabajaron el diagnóstico morfológico y las comparaciones con otras ranas, así como en un análisis acústico de sus llamadas.
“Utilizamos estos métodos, junto con los datos de vocalización y ubicación, para concluir que las dos especies que describimos son distintas a cualquier otra especie que se haya caracterizado”, precisa Savage.
El trabajo tiene gran relevancia debido a la diversidad aún no registrada en los Andes tropicales. En 2018 se documentaron 13 nuevas especies de ranas en esta zona y hasta la fecha en 2019 se han documentado cinco nuevas ranas. Según los investigadores, es importante saber qué especies hay para comprender mejor las amenazas de la pérdida de hábitat y las enfermedades, de modo que se puedan establecer métodos de conservación efectivos. (Fuente: DICYT)