El Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (ITENE) (España) ha desarrollado dos metodologías para incorporar la percepción del consumidor al proceso de diseño del envase. La primera de ellas es aplicable al diseño de un nuevo envase y la segunda para rediseñar un envase ya existente.
Todo ello ha sido posible gracias al proyecto CONSUPACK, desarrollado entre enero de 2018 y junio de 2019 y financiado por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE) a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Estas metodologías, recogidas en una guía disponible en el sitio web de ITENE, se pueden transferir con facilidad al conjunto de personas involucradas en las distintas fases de creación de un envase y, además, incorporan técnicas estandarizadas, fáciles y asequibles que permiten reducir los tiempos y costes asociados a la etapa de validación sin necesidad de fiarse sólo de la intuición del diseñador y basándose en un público objetivo concreto.
Esta iniciativa parte de la base de que el packaging es una herramienta fundamental que actúa como un vendedor silencioso y las sensaciones que el consumidor experimenta son de vital importancia en el proceso de compra. Se considera que cuando un consumidor se sitúa frente al lineal en el que están expuestos los productos de un punto de venta emplea tan sólo 7 segundos de media en tomar una decisión de compra. En ese tiempo entran en juego variables como el precio, la marca, la percepción de la calidad de producto y el vendedor.
Para incluir en ambas metodologías la percepción del consumidor se han aplicado diferentes técnicas de análisis sensorial que se utilizan tradicionalmente en marketing sensorial durante el desarrollo de nuevos productos, como focus group, preguntas Check All That Apply (CATA) o visual product evaluation questionnaire.
Estas técnicas, aplicadas como paso previo a determinadas fases del proceso de diseño, como la fase de diseño conceptual o la fabricación de un prototipo, permiten que el diseñador conozca qué opina el consumidor sobre determinados atributos del envase tales como el color, la forma, el material o la textura, así como qué aspectos se podrían mejorar o potenciar.
Por otro lado, para completar las metodologías desarrolladas e incorporar la percepción del consumidor en el proceso de diseño se decidió estudiar uno de los factores más relevantes: la ergonomía de los cierres de rosca al ser los que más resistencia presentan en mayor variedad de público.
Para ello se llevaron a cabo dos pruebas diferentes. Por un lado, se seleccionaron nueve envases de diferentes tipologías y tapones y se calculó la fuerza necesaria para su apertura con la ayuda de un torquímetro.
Una vez que se obtuvo los datos numéricos y objetivos, se decidió compararlo con las respuestas de los consumidores en una dinámica de grupo, concluyendo que existe una relación entre la presencia de estriado en el diseño y el tamaño del tapón, siendo este suficiente para que la colocación de los dedos sea la más próxima a la posición de pinza.
La fuerza necesaria para la apertura será menor si cumple estas características que en diseños de tapones lisos y grandes, cercanos o superiores al diámetro de la palma de la mano. Además, se detectó una relación directa entre aquellos que costó más esfuerzo abrir con una respuesta negativa a la posibilidad de compra, debido a su sentimiento de frustración. (Fuente: ITENE)