En el ensayo clínico, de gran tamaño, se ha realizado una evaluación de 3.230 diabéticos durante 3,2 años con una asignación de tres dietas al azar.
La primera de las pautas alimentarias incluía, junto a la dieta mediterránea, aceite de oliva virgen extra, la segunda cambiaba el aceite por una mezcla de frutos secos y la tercera, destinada al grupo de control, recomendaba una dieta baja en grasas.
Finalmente, y tras analizar a los tres grupos, se ha constatado que las personas asignadas a la dieta mediterránea con aceite de oliva virgen extra, reducen en un 22% la necesidad de iniciar medicación antidiabética en comparación con el grupo control, al que se le había recomendado únicamente la dieta baja en grasas.
“La menor necesidad de medicación (ya sea oral o inyectable) con el patrón de dieta mediterránea y aceite de oliva virgen extra probablemente refleje el mejor control glucémico que se obtuvo con esta dieta durante el largo seguimiento del estudio”, afirma Arós.
Asimismo destaca la importancia de la pauta alimentaria: “El patrón dietético ha sido sin duda el determinante; no se puede explicar por consumir menos calorías, hacer más actividad física o por pérdida de peso, ya que tales aspectos no formaban parte del ensayo y no hubo diferencias al respecto entre los 3 grupos”, explica Arós.
Los resultados de este trabajo se han publicado en Diabetes Care y actualmente el CIBER de Obesidad y Nutrición continúa trabajando en esta investigación en la que ha colaborado PREDIMED.