La principal causa de muerte entre los adultos de mediana edad de todo el mundo son las enfermedades cardiovasculares. Pero si nos fijamos en los países con mayores ingresos económicos, la situación cambia de forma sustancial: las muertes por cáncer se han vuelto dos veces más frecuentes respecto a las relacionadas con episodios cardiovasculares, que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos.
Esa es una de las conclusiones de una investigación internacional en la que participaron 162.534 adultos de entre 35 a 70 años procedentes de 21 países y a quienes se realizó un seguimiento entre 2005 y 2016. Los datos se han presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología celebrado en París (Francia) y se publican hoy en la revista The Lancet.
“Los avances en el tratamiento de los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares y el propio tratamiento de estas patologías en países de ingresos altos han conseguido que se reduzcan las muertes en estos lugares”, explica a Sinc Darryl P. Leong, coautor del estudio y experto en el Instituto de Investigación de Salud de la Población de la Universidad McMaster y del Hamilton Health Sciences (Canadá).
Sin embargo, según Leong, los avances en las patologías cardiovasculares de las regiones más ricas que participaron en el estudio –Canadá, Arabia Saudí, Suecia y Emiratos Árabes Unidos– no han ido en paralelo de terapias que alarguen la vida en pacientes con cáncer o, si se han implementado, hace poco tiempo.
“Aún no se han encontrado estrategias efectivas para prevenir muchos tipos de cáncer o no se han implementado de manera óptima”, alega el investigador, quien atribuye estos factores a que la muerte por cáncer llegue a duplicar a la cardiovascular en algunos países.
Argentina, Brasil, Chile, China, Colombia, Irán, Malasia, Palestina, Filipinas, Polonia, Turquía y Sudáfrica fueron las regiones de ingresos medios que participaron en el trabajo, mientras que los países más pobres fueron Bangladesh, India, Pakistán, Tanzania y Zimbabue.
El estudio muestra que, aunque la enfermedad cardiovascular fue la causa más común de fallecimiento, con un 40 % de todos los casos, esta varió según la región: del 43 % en países con bajos ingresos, el 41 % en regiones con ingresos medios, hasta solo el 23 % en el caso de los países más ricos.
Estos índices no se corresponden con los de los factores de riesgo –como el tabaquismo, la mala alimentación, la obesidad, el consumo de alcohol o la hipertensión–, puesto que son más altos en los países ricos y más bajos en los pobres. La explicación podría estar, según Salim Yusuf, autor principal de la investigación, en que los países con menos ingresos presentan menor asistencia médica y de peor calidad respecto a las otras regiones analizadas.
En el caso del cáncer, que fue la segunda causa de muerte más frecuente (con el 26 % de los casos), en las regiones ricas afectó al 55 % de los fallecimientos, al 30 % en los países de ingresos medios y solo al 15 % en los de menos ingresos. Yusuf sostiene que estos resultados podrían aplicarse a otros países con características económicas, sociales y de asistencia médica similares a los que han participado en el estudio.
¿Cuál es la tendencia que se espera para los próximos años? Los autores pronostican que, a medida que las enfermedades cardiovasculares disminuyan en muchos países debido a la prevención y al tratamiento, será el cáncer la principal causa de muerte a escala mundial.
“Nos preocupa que, si este patrón observado en países de ingresos altos lo siguen los de rentas medias y bajas, el cáncer pueda convertirse en la principal causa de muerte en todo el mundo en varias décadas”, alerta Leong, quien pide más investigación para averiguar cómo reducir las muertes por neoplasia y estrategias para prevenir su aparición.
El estudio forma parte del proyecto PURE (Estudio Prospectivo de Epidemiología Urbana y Rural según sus siglas en inglés), una macroinvestigación que cuenta con 225.000 participantes de 27 países y cuyo objetivo es examinar el impacto de la urbanización en el desarrollo de diferentes factores de riesgo y en las enfermedades cardiovasculares.
En el marco del proyecto PURE, los científicos han realizado otro estudio –que también se ha presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología y se publica hoy en The Lancet– cuya principal conclusión es que el 70 % de las enfermedades cardiovasculares y las muertes asociadas se deben a un pequeño número de factores de riesgo que podemos cambiar, lo que disminuiría las cifras.
En la investigación participaron 155.722 personas procedentes de 21 países –los mismos que el estudio anterior– y los resultados revelaron que algunos de los 14 factores de riesgo son iguales en todo el mundo, como la hipertensión o un bajo nivel educativo. Otros varían según el desarrollo económico del país, como la contaminación del aire o una mala alimentación, que afecta más a los ciudadanos de países de ingresos medios y bajos.
El estudio muestra que el bajo nivel educativo fue el mayor factor de riesgo. Dentro de las causas metabólicas, la más importante fue la hipertensión, mientras que la contaminación del aire fue la más significativa a nivel comunitario. En cuanto a los países de ingresos medios y bajos, el bajo nivel educativo, la mala alimentación, la contaminación del aire por el uso de combustibles sólidos y la baja fuerza muscular fueron los más importantes.
“Descubrimos que la importancia de los factores de riesgo varía entre países en diferentes niveles de desarrollo económico, por lo que una dieta deficiente, poca fuerza muscular y la contaminación del aire juegan un papel más importante en los países de ingresos medios y bajos, y, por tanto, necesitan una mayor prioridad para evitar enfermedades cardiovasculares o mortalidad prematura”, destaca a Sinc Philip Joseph, autor principal del artículo e investigador en el Instituto de Investigación de Salud de la Población de la Universidad McMaster y del Hamilton Health Sciences (Canadá).
A su juicio, para mejorar la salud de los ciudadanos, los gobiernos deberían tener en cuenta las circunstancias de cada país a la hora de implementar las políticas de salud. “Las políticas globales son valiosas para factores de riesgo con grandes impactos globales, incluido el control de la hipertensión, el colesterol alto y el consumo de tabaco para las enfermedades cardiovasculares. También hay que abordar el bajo nivel educativo como factor de riesgo de muerte”, subraya Joseph. (Fuente: SINC)