Comprender lo que sienten y piensan los demás, lo que se conoce como empatía cognitiva, es esencial para las interacciones sociales entre las especies, y su deterioro caracteriza condiciones como el trastorno del espectro autista.
Se sabe desde hace tiempo que el autismo es mucho más frecuente en hombres que en mujeres. Lo que no se ha entendido bien aún es por qué. “El principal sospechoso cuando algo se diferencia claramente por el sexo es la testosterona”, explica Gideon Nave, profesor en la Universidad de Pensilvania.
Nave ha dirigido, junto a otros investigadores de EE UU, dos estudios aleatorios controlados con administración de testosterona. Se trata de los más grandes de su tipo al incluir a casi 650 hombres. Los hallazgos se publican esta semana en la revista Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences.
Los resultados contrastan con trabajos previos, que reportaron cómo la administración de testosterona dañó la empatía cognitiva en humanos sanos. Sin embargo, contaban con una muestra pequeña y pruebas discordantes.
En el artículo actual, no se encontraron pruebas de que la empatía cognitiva –la capacidad de leer las emociones de los demás– se vea afectada por la administración de testosterona o esté asociada con la longitud de los dedos (relacionado a su vez con la exposición a la hormona).
Estos datos contrarrestan las teorías actuales y demuestran que las investigaciones anteriores sobre este tema han sido estadísticamente insuficientes. “Sin embargo, aunque los resultados son claros, no se descarta ningún efecto posible. Eso sí, si la testosterona tiene alguna influencia, el efecto es complejo”, puntualiza Nave.
La evidencia más fuerte de una relación entre la exposición a la testosterona y la reducción de la empatía cognitiva llegó en 2011 en un estudio que encontró cómo la administración de la hormona a mujeres sanas redujo su rendimiento en una prueba de lectura de emociones.
Los autores sostuvieron que sus hallazgos apoyaban la idea de que la exposición prenatal a la testosterona creaba un cerebro más masculinizado que infería menos fácilmente el estado emocional de los demás.
El trabajo se utilizó como apoyo a la hipótesis del ‘cerebro masculino extremo’ del autismo, que sostiene que el trastorno es una exageración de las tendencias ‘masculinas’ hacia un estilo cognitivo en el que predomina la sistematización sobre la empatía.
La investigación anterior, sin embargo, se basó en un tamaño de muestra de solo 16 sujetos. Y la mayoría de las otras investigaciones que analizan la idea de que la testosterona está relacionada con la reducción de la empatía cognitiva dan lugar a resultados inconclusos.
Nadler señala que mientras que el estudio de 2011 incluyó a mujeres y el actual incluyó a hombres, se esperaría encontrar igualmente diferencias si el efecto de la testosterona fuera real. “Aunque la teoría del ‘cerebro masculino extremo’ del autismo ha recibido mucha atención, todavía no existe un apoyo en la literatura científica”, concluye Nave. (Fuente: SINC)