El enemigo natural más peligroso para los cetáceos salvajes es hoy día un virus, el morbillivirus de los cetáceos. En el último cuarto de siglo distintas variantes de este patógeno han provocado epidemias masivas con alta mortalidad en todo el mundo, de las que la más grave, en 1988, acabó aproximadamente con la mitad de los delfines mulares del Atlántico estadounidense. Recientemente investigadores de la Fundación Oceanogràfic (España) identificaron en delfines varados en la Comunitat Valenciana una nueva cepa del virus, pero no sabían si estaba sólo en las costas españolas o tenía una mayor difusión. Ahora se confirma que esa misma cepa ha matado también a siete delfines en Sicilia. Todo apunta a que la nueva variante del virus está circulando por todo el Mediterráneo.

 

“El morbillivirus de los delfines es ahora el patógeno más letal para cetáceos”, explica Consuelo Rubio-Guerri, coordinadora de Investigación de la Fundación Oceanogràfic. “En animales salvajes es muy difícil controlar la acción de un patógeno así, de forma que no nos planteamos por ahora desarrollar una vacuna ni un tratamiento específico, pero sí es importante conocer lo máximo posible acerca de la enfermedad y su evolución”.

 

Rubio-Guerri es coautora principal del trabajo en que se confirma la presencia de la nueva cepa del patógeno en Sicilia, publicado en Scientific Reports y realizado junto a investigadores del Istituto Zooprofilattico Sperimentale della Sicilia (Italia) y de la Universidad Complutense de Madrid.

 

Estos científicos subrayan en su publicación “la necesidad de más investigación para determinar no sólo cómo circula esta cepa del morbillivirus de los delfines, sino también su impacto potencial sobre las poblaciones de cetáceos que habitan en el Mediterráneo”.

 

 

El morbillivirus de los cetáceos fue descrito por primera vez en 1990. Se confirmó entonces que la gran mortandad masiva de delfines mulares observada en la costa atlántica estadounidense a finales de los años 80 fue debida a este patógeno, y no, como se pensó inicialmente, a un agente tóxico, un contaminante. Los animales varados mostraban síntomas de una extraña afección que combinaba neumonía, encefalitis y daños al sistema inmune.

 

Así, en los últimos 25 años varias cepas del morbillivirus han provocado numerosos varamientos masivos. En 1990 murió un millar de delfines listados (Stenella coeruleoalba) en el Mediterráneo, y poco después unos cien delfines mulares en el Golfo de México. Otros episodios en el Mediterráneo, entre 2007 y 2011, de nuevo afectaron a varios cientos de delfines listados.

 

Desde 2011, sin embargo, no se han repetido estas grandes mortandades masivas, pero sí ha habido diversos casos aislados en que la enfermedad, además, ha mostrado un efecto especialmente devastador en los animales.

 

El año pasado, los análisis realizados por Rubio-Guerri y sus colaboradores a cinco delfines recogidos en el litoral valenciano ayudaron a explicar este cambio de patrón en la enfermedad: estos animales, muertos como casos aislados en lugar de una gran epidemia, habían sido infectados por una cepa del virus nueva en el Mediterráneo, con toda probabilidad introducida por animales procedentes del Atlántico.

 

Los investigadores postularon entonces que los casos valencianos no habían sido una única colonización circunscrita a las costas españolas –próximas al océano vía el Estrecho-, sino que la cepa estaba ya asentada y circulando en todo el Mediterráneo.

 

Los nuevos análisis, de siete delfines varados en Sicilia, confirman ahora esta hipótesis. Según explican los investigadores en Scientific Reports, la cepa que mató a esos delfines muestra “diferencias sustanciales” con la detectada en las epidemias en el Mediterráneo en 1990, 2007 y 2011, mientras que su parecido con variantes halladas en el Atlántico en 2007, 2011 y 2013, y con la cepa detectada en los casos valencianos, es “sorprendente”.

 

Los científicos aún no saben por qué la nueva cepa no provoca epidemias, aunque sea más agresiva en los individuos afectados. Una posibilidad es que la mayoría de los delfines, pero no todos, presenten ya cierta inmunidad contra esta cepa. (Fuente: Fundación Oceanogràfic/DICYT)

Publisher: Lebanese Company for Information & Studies

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