Seis multinacionales controlan el mercado español del producto embotellado
España es un país de contradicciones. Muchos políticos luchan estos días por presentarse a las elecciones municipales prometiendo bajadas de impuestos en servicios como el agua mientras que la población gasta más de 1.000 millones en comprarla embotellada, incluso en las zonas donde la cal o la sal no suponen ningún problema. Gracias a ello los 162 manantiales españoles que explotan un centenar de compañías proporcionan al sector de las bebidas una fuente de ingresos tan clara como constante.
La consultora Nielsen estima que el año pasado este segmento creció un 2,5%, lo que lo convierte en un negocio sólido que ha toreado la crisis y las continuas recomendaciones de asociaciones de consumidores sobre la escasa o nula utilidad de pagar por ella cuando la del grifo es infinitamente más barata y no genera envases.
La producción en España alcanza, según la Asociación Europea de Aguas Embotelladas (EFBW, en sus siglas inglesas), los 5.331 millones de litros, de los que 4.913 millones el 92%, son minerales naturales, y el resto son consideradas “de manantial” (cuyas características naturales pueden fluctuar) o aguas potables preparadas sin ninguna cualidad particular. En los datos que maneja la consultora especializada IRI Worldwide, las marcas blancas copan el 40% del volumen de ventas en supermercados e hipermercados (1.367 millones de litros) pero sólo un 27% del valor (207 millones de euros). De modo que el agua preferida por los consumidores está en la que se presenta bajo una marca, y ahí seis multinacionales acaparan la mayoría de la tarta: por este orden, Font Vella y Lanjarón (Danone), Bezoya (Grupo Leche Pascual), Aquarel (Nestlé), Solan de Cabras (Mahou-San Miguel), Font Natura y Fuente Primavera (Schweppes) y Aquabona (Coca-Cola).
Con 441 empleados, el grupo francés líder en este segmento en España ha vendido en el último año agua por valor de 160 millones millones de euros (datos entre febrero de 2014 y 2015). Sus ventas, el 21% de todo el mercado, son equiparables a las de los grupos Pascual y Nestlé juntos. La compañía, que unió sus dos marcas de agua en 2006, cuenta con la envasadora más grande del país en Sant Hilari Sacalm (Girona), próxima al parque natural del Montseny y otras tres en Sigüenza (Guadalajara); Amer (Girona) especialista en aguas carbónicas y, a 700 metros de altitud, la del pueblo de Lanjarón en la Alpujarra granadina, donde envasa Lanjarón y Fonteforte, una de sus aguas con gas carbónico añadido. Los segundos en la clasificación por marcas, el grupo Pascual, facturaron en agua embotellada 90 millones en 2014 después de arañar un crecimiento del 2%. Creen que el sector crecerá en 2015 “en un contexto de bajadas de precios y de mayores promociones”.
Joán Riera, director del área Food de KantarWorldpanel, recuerda que el mercado “sufrió una importante bajada de consumo cuando empezó la crisis, pero desde hace tres años se ha estabilizado. Es un consumo vinculado a la calidad del agua del grifo. En Cataluña y el arco Mediterráneo es intensivo mientras que en lugares como Madrid, donde donde el agua es buenísima, la media es de solo un litro a la semana”.
En el segmento de las aguas con gas reina Vichy Catalán, con unas ventas de 17 millones, incluso por encima de las aguas de marcas blancas, que distribuyen productos por valor de nueve millones. Le siguen Fonter (Danone) y San Pellegrino (Nestlé).
Según Jaime Leucona, de Nielsen, la de aguas minerales es una categoría que ha aguantado muy bien los años de crisis. “El 2014 no ha sido una excepción, ha acabado el año con crecimientos del 2,8% en volumen y un 2,5% en valor. En cuanto a 2015, podemos anticipar que seguirá siendo un buen año, de momento crece por encima del 3% tanto en volumen como en valor”.
Con la depresión económica, los avances en ventas dentro de este mercado se han sustentado en productos a un precio muy bajo y en envases tipo garrafa, superiores a los cinco litros. El 40% de los litros que se venden en hipermercados y supermercados ya corresponden a este tipo de formatos. “Sin embargo, esta categoría también presenta oportunidades para productos con valor añadido, algo por lo que los consumidores están dispuestos a pagar más. Las aguas funcionales son de momento un nicho de mercado relativamente pequeño pero con un potencial inmenso”, añade Leucona. En concreto, crecieron más de un 40% en 2014 y llevan un ritmo similar en 2015. El ejemplo está en Levite, de Danone, una bebida a base a agua mineral y zumo de frutas que en el último año ha disparado sus ventas un 46% hasta los 10,5 millones.
Las aguas con sabores están creando un nuevo nicho de mercado
Hay numerosas muestras de que las empresas quieren convencer a los consumidores con formatos de envases más atractivos que generen una conexión más emocional. “En esta línea, durante los últimos años, nuestra compañía ha introducido envases de medidas diferentes para mejorar la experiencia de los consumidores, adaptando los formatos a los diferentes estilos de vida, momentos de consumo y a los diferentes públicos, como los niños, deportistas o mamás”, asegura la información que ofrece Danone.
La OCU, sin embargo, recuerda que algunos fabricantes no dudan en emplear reclamos publicitarios que a menudo son obviedades o pura fantasía como “agua ligera”, “suave y refrescante”, “agua para mantener nuestra salud o vitalidad”. Las organizaciones de consumidores creen que la del grifo es la mejor opción para aplacar la sed, y cuando su dureza la hace poco digerible recuerdan que lo importante a la hora de escoger un producto está en las propiedades del manantial. Y una misma marca puede tener varios manantiales o varias marcas pueden explotar el mismo. Coca-Cola, por ejemplo, tiene cuatro minas de producción, que identifica en sus botellas de Aquabona.
Los datos de consumo per cápita de agua embotellada en Europa trasladan enormes diferencias según los hábitos culturales de cada país, algo que no tiene tanto que ver con su capacidad para facilitar a los ciudadanos agua potable en la red de saneamiento. En España se sitúa en 112 litros por habitante y año, similar al consumo de los franceses, mientras que en Alemania son 167 litros, la mayoría de agua con gas, y en Italia 175 litros. El Reino Unido, con 27 litros per cápita, es, junto a Holanda, con 20, de los países que menos consumen agua embotellada. Portugal, en cambio, supera la media española con 122 litros.
“El consumo equivale al agua que se evapora en un embalse con una superficie de 2 a 3,5 kilómetros cuadrados”, asegura la Asociación Española de Aguas Envasadas, que agrupa a las principales empresas.