El Instituto August Pi i Sunyer (IDIBAPS) abre a la comunidad científica el primer biobanco con genoma recogido de restos arqueológicos humanos El secreto de la peste que tumbó al Imperio Romano JESSICA MOUZO QUINTÁNS Barcelona   En tanques de nitrógeno a 150 grados bajo cero se cobija la caja fuerte del primer biobanco en el mundo de ADN humano antiguo. En estos mastodónticos recipientes, en una de las salas del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) de Barcelona, se guardan varios centenares de muestras arqueológicas (piezas dentales) de los romanos que vivieron en la antigua Tarraco (Tarragona). De ellas se extrae el ADN que sirve de moneda de cambio en el banco genómico, único en el servicio de ADN humano antiguo a la comunidad científica.   Estudiar el origen y la evolución genética de algunas enfermedades actuales, como la obesidad o la diabetes, observar el efecto de los movimientos migratorios y analizar la influencia de los hábitos nutricionales y mediombientales en el ser humano son algunas de las vías de investigación que abre el biobanco de ADN humano antiguo.”Este biobanco abre muchas posibilidades al estudio de la población de otras épocas, a ver el background genético y el riesgo que éste puede suponer para las enfermedades que tenemos ahora”, ha explicado esta mañana Ramón Gomis, director del IDIBAPS.   La institución biomédica, promotora de la iniciativa, ha contado con la colaboración del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC) y el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona (MNAT). El ICAC recopiló la información sobre la población funeraria antigua de Terraco y extrajo muestras dentarias de esqueletos de entre los siglos III y VII d.C que estaban en el MNAT. El IDIBAPS se encargó de procesar las muestras humanas y salvar restos que estaban degradados; la manipulación del genoma antiguo es complejo porque está muy fragmentado y puede contaminarse fácilmente con el ADN actual de los investigadores que lo manipulan. De las 600 muestras seleccionadas y trabajadas, unas 300 pasaron los filtros de calidad para integrarse en el biobanco y, de ellas, 76 ya están disponibles para la comunidad científica internacional. Algunas de las muestras arqueológicas tuvieron que ser sometidas a un proceso de amplificación genómica porque las piezas tenían muy poca cantidad de ADN.   Aunque existen algunas pequeñas colecciones de genoma humano antiguo en el mundo, no se pueden considerar propiamente un biobanco porque se seleccionaron para proyectos de investigación concretos y no están al alcance de todos los científicos. “El biobanco es una estructura que da servicio abierto a toda la comunidad científica. Los investigadores sólo tienen que presentar un proyecto, que será estudiado y aprobado por un comité científico y ético externo”, ha explicado Anna Bosch, responsable del banco de ADN.   Los científicos del IDIBAPS no descartan incorporar muestras de otras civilizaciones para ampliar la oferta del biobanco. “Es importante tener población distinta para poder comparar. Tenemos la voluntad de ampliar este estudio a todos los yacimientos que estén bajo la responsabilidad de la Generalitat de Cataluña”, ha señalado Joan Gómez, director del ICAC. Gomis, por su parte, ha confirmado también que están iniciando la ronda de contactos con el Instituto Pasteur de Túnez para “ampliar el biobanco con muestras del norte de África”.

Publisher: Lebanese Company for Information & Studies

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