Carlos de Prada Una persona no puede saber en España qué envases contienen bisfenol A. Y eso que es bien conocido que se trata de una sustancia que altera nuestro sistema hormonal, generando graves problemas de salud. La campaña Hogar sin Tóxicos ha realizado una encuesta a 101 empresas del sector alimentario en España y solo 7 habían retirado el bisfenol A de los envases que utilizan. Si hay una sustancia acerca de cuyos riesgos sanitarios ha alertado la comunidad científica, esta es el bisfenol A, ubicuo contaminante que todos tenemos en nuestros cuerpos. Es el más estudiado de los disruptores endocrinos, sustancias capaces de alterar el equilibrio hormonal. Cientos de investigaciones científicas lo ligan a posibles problemas sanitarios. Sin embargo, hasta hoy solo Francia ha decidido prohibir esta sustancia en los materiales, tales como latas, en contacto con alimentos y bebidas. Ante la inacción de las autoridades españolas, buscando que al menos los ciudadanos pudieran estar informados de qué latas contienen o no esta sustancia, a fin de poder evitarla si así lo desean, la campaña Hogar sin Tóxicos de la Fundación Vivo Sano ha realizado una encuesta entre 101 empresas del sector alimentario en España cuyos resultados han sido dados a conocer recientemente. Sin embargo, más del 70% de las empresas encuestadas (que fabrican o venden conservas en España) no dieron información alguna sobre la presencia de bisfenol A en sus latas y envases. Ello evidencia una gran falta de transparencia en la industria en lo que respecta a seguridad alimentaria e información al consumidor. Solo 28 empresas aportaron información. De ellas, 10 manifestaron expresamente que el uso del bisfenol A es “seguro para la salud” y/o no dijeron haber tomado o estudiado tomar medida alguna para sustituirlo. Son empresas que se amparan cómodamente en que el uso de esta sustancia aún no esté prohibido en España, pero que no prestan atención al clamor de la comunidad científica que asocia los efectos de alteración hormonal que puede causar esta sustancia, aun a niveles bajísimos de concentración, con graves consecuencias sobre nuestra salud. En especial en sectores de población más vulnerables como las mujeres embarazadas. El dato más positivo de la encuesta realizada es que hay 7 empresas que declararon explícitamente haber retirado ya esta sustancia tóxica de todas sus latas y envases o que iban a hacerlo en 2015. Más en concreto, 5 de las empresas encuestadas declararon explícitamente haber retirado ya esta sustancia tóxica de todas sus latas y envases en el momento en el que se realizó la encuesta; otras 8 lo había sustituido en mayor o menor proporción o están en proceso de hacerlo (2 de ellas afirmaron que lo eliminarían a lo largo de este año); y 4 empresas más estaban estudiando eliminarlo, sin mencionar un plazo concreto. El hecho de que haya empresas que ya estén eliminando el bisfenol A en España es un dato muy positivo y deja en evidencia la inacción de la Administración, al mostrar que algunas empresas van por delante de ella y ya están trabajando para eliminar el bisfenol A de sus latas y envases de comida. En cualquier caso es muy preocupante que, como ya se ha dicho, el 70% de las empresas no hayan facilitado la información requerida. No solo denota una mala comunicación con el público y un nivel de transparencia manifiestamente mejorable, sino que además pasa por alto el derecho de los consumidores a ser informados sobre los productos que consumen, y más aún cuando se trata de un asunto que preocupa como es la seguridad alimentaria. Es absolutamente improcedente que no se disponga en general de la más mínima información acerca de qué latas o envases alimentarios pueden contener bisfenol A. El bisfenol A es una sustancia que está presente fundamentalmente en el plástico policarbonato, ya que es el monómero que lo integra, aunque también puede ser añadido como aditivo en otros tipos de plásticos a fin de conferirles ciertas propiedades. También se encuentra en las resinas epoxi que recubren el interior de muchas latas de comida a fin de prevenir la corrosión del metal. Múltiples problemas El bisfenol A, BPA por sus siglas en inglés, ha sido relacionado con diferentes problemas de salud, como alteraciones en el sistema reproductor, alteraciones sobre el cerebro y el comportamiento, alteraciones en el sistema inmunológico, etc. El investigador Nicolás Olea de la Universidad de Granada, que estuvo presente en la presentación de los resultados de la encuesta, subrayó que “todos tenemos bisfenol A en nuestro cuerpo y nos llega sobre todo a través de la alimentación, porque este compuesto tóxico pasa de las latas a los alimentos y los contamina. Puede ser perjudicial incluso a concentraciones tan bajas que es prácticamente imposible establecer un nivel seguro de exposición. Las mujeres y los bebés están muy expuestos, porque el bisfenol A pasa a la leche materna; pero es que también atraviesa la barrera placentaria, por lo que la población hoy en día ya nace contaminada por este tóxico. Por lo tanto, nadie está exento de riesgo y lo único que se puede hacer es prohibir totalmente el bisfenol A en envases de comida y bebida”. El bisfenol A ha sido asociado a incrementos de riesgo de padecer obesidad, abortos involuntarios, partos prematuros, disminución de la fertilidad, alteraciones tiroideas, alteraciones del sistema inmunológico, cáncer de mama o de próstata, etc. En vista de la creciente evidencia científica disponible, ya se ha comenzado a restringir su uso en distintos países: en la Unión Europea se ha eliminado de los biberones, y Francia ha dictado una ley que lo prohíbe en todo tipo de envases en contacto con alimentos. Sin embargo, en España no existe ninguna legislación al respecto. En 2013 la campaña Hogar sin Tóxicos hizo llegar al Gobierno español y a las fuerzas políticas una petición formal para que se prohibiese urgentemente esta sustancia en envases alimentarios. A consecuencia de ello se han presentado varias proposiciones no de Ley y otras iniciativas parlamentarias, pero el asunto aún no ha sido debatido en Comisión ni se ha adoptado ninguna medida satisfactoria. Desde la campaña, con motivo de la presentación de los resultados de la encuesta, se hizo notar que “El Gobierno tiene que velar por la salud de los ciudadanos. Una parte del sector ya se está moviendo hacia la eliminación del bisfenol A y la administración debe regular este proceso y establecer garantías de que las nuevas sustancias que se empleen en su lugar son seguras para la salud”. Zona roja y zona verde El informe de la Fundación Vivo Sano y Hogar sin Tóxicos se basa únicamente en las declaraciones voluntarias de las empresas, por lo que su objetivo no es ser una guía de compra para el consumidor, sino más bien hacer un dibujo de la situación a la que se enfrentan, conscientes o no, los ciudadanos. Para ello, las 101 empresas encuestadas han sido situadas, en función de sus respuestas, en tres zonas: roja, amarilla y verde. La zona roja engloba a las empresas que no aportaron información, o bien que defienden la seguridad del bisfenol A, o que se escudan en que la ley no prohíbe esta sustancia; en esta zona hay un total de 83 empresas. La zona verde incluye a las empresas que afirman no utilizar BPA, estar en proceso avanzado de sustitución o al menos estar estudiando el asunto: 15 empresas. Hay también una zona amarilla, donde se ha incluido una empresa cuya respuesta no clarifica suficientemente su postura sobre el BPA. Esperamos que este informe sirva para despertar conciencias. Para que los ciudadanos empiecen a moverse y exijan que se respete su derecho a ser informados; para que las empresas sean conscientes de que existe una preocupación sobre la seguridad alimentaria y actúen en consecuencia; y para que el Gobierno tome las riendas en este asunto y regule todo lo referente al bisfenol A. Francia ya ha prohibido por ley su uso en envases alimentarios y el Gobierno español debería seguir su ejemplo. Mientras tanto, la Fundación Vivo Sano y Hogar sin Tóxicos han vuelto a reclamar a las autoridades distintas medidas encaminadas a proteger la seguridad alimentaria de los consumidores, como sancionar a las empresas que se resistan a facilitar este tipo de información cuando se les solicite, así como obligar a las empresas a etiquetar sus productos informando de la presencia o no de bisfenol A y, en caso de haber sido sustituido, sobre las sustancias alternativas elegidas