Pequeños despistes, el olvido de alguna cita… son situaciones que generan cierto temor y que nos llevan, casi inevitablemente a pensar cómo podemos cuidar mejor esa capacidad mental nuestra tan importante en nuestras vidas. Pues bien, además de mantener el cerebro activo o controlar nuestros niveles de estrés, la salud cardiovascular se ha mostrado como un factor relevante a tener en consideración. Un estudio reciente publicado en la revista Alzheimer Disease & Associated Disorders (2015) ha examinado la relación existente entre los riesgos cardiovasculares en la mediana edad y la pérdida de memoria posterior asociada al envejecimiento. En su trabajo, Apar Gupta del Boston University School of Medicinee y su equipo de colaboradores, tomaron varias medidas de salud cardiovascular para calcular un índice de riesgo final que denominaron “Framingham Stroke Risk Profile” en un grupo de 1755 personas de una edad media entre 45 y 63 años durante los años comprendidos entre 1991 y 1995. Años después, de 2005 a 2008 evaluaron la memoria verbal (de historias) y la memoria visual de los participantes. Además, consideraron en sus análisis estadísticos el papel que pudiera jugar la presencia del alelo ApoE4, asociado a la enfermedad de Alzheimer. Los resultados mostraron la relación existente entre un peor rendimiento en las pruebas de memoria y el índice de riesgo cardiovascular. También se observó relación entre el rendimiento en la memoria y la edad, el sexo y el hecho de fumar. Dentro de los factores de riesgo cardiovascular analizados, un hallazgo concreto fue que los participantes con diabetes cometían más errores en la tarea de memoria de historias, mientras que los que habían fumado fallaban más en la tarea de memoria visual. Cuando se analizaron los datos de los fumadores y los compararon con los de los no fumadores, los autores encontraron que aquellos participantes fumadores que poseían el alelo ApoE4 experimentaban a largo plazo más pérdida de memoria verbal que aquellos fumadores que no poseían el alelo en sus análisis genéticos. Una vez más la ciencia nos demuestra que cuidar nuestra salud actual puede ser vital para nuestro bienestar futuro. Además, nos enseña que el corazón y el cerebro están más cerca de lo que creémos, y que ambos tienen que estar lo más sanos posibles para rendir al máximo en nuestras vidas. alimentos para proteger la memoria A continuación, una lista de siete alimentos recomendables para nutrir tu cerebro de una forma saludable:
- Verduras de hojas verdes
Lo ideal es que consumas dos porciones de éstas todos los días, como la acelga, col rizada, berza, repollo, apio, lechuga, hierbas aromáticas, las espinacas y alcachofas.
- Obtén tu dosis de ácidos grasos Omega 3
Se encuentra en las sardinas, atún, salmón, caballa, arenque, algas marinas, nueces de Castilla, chía y semillas de linaza. Reduce la ingesta total de grasas saturadas (como la mantequilla) y evita las grasas trans.
- Come una gran cantidad de alimentos ricos en vitamina E
Éstos son las almendras, avellanas, semillas de girasol, calabaza y sésamo, papas, calabaza, papaya, aceitunas, aguacate, hojas de mostaza, y chabacanos.
- Aumenta tu ingesta de vitaminas B
Las encuentras en mariscos, lácteos, huevos, carne de res, hígado, pollo, legumbres, cereales fortificados, pan de trigo integral, granos enteros, verduras de hoja verde oscuro, verduras crucíferas, nueces, pepinos, espárragos, plátanos y setas.
- Ingiere frutas con un alto contenido de antioxidantes
Algunos ejemplos son la sandía y las moras. Diferentes estudios han revelado que los arándanos mejoran la memoria en adultos mayores.
- Empieza a utilizar la canela en tus platillos
Un estudio demostró que tiene una acción neuroprotectora, ya que alivia los efectos negativos que una dieta alta en fructosa y alta en grasas tiene en el cerebro.
- Bebe suficiente agua
Lo recomendable es entre 2.5 y tres litros (13 tazas) para los hombres y dos litros (9 tazas) para las mujeres. Por otro lado, es muy recomendable realizar ejercicio. Lo ideal es practicar un deporte aeróbico tres veces por semana durante 40 minutos y cuidar las horas de sueño. También ayudas a tu cerebro si reduces tu exposición a las neurotoxinas: elige productos de limpieza ecológicos, productos orgánicos y polvo para hornear libre de aluminio. No te olvides de desafiar a tu cerebro con diferentes ejercicios como armar un rompecabezas, hacer malabares, memorizar la letra de una canción y usar tu visión periférica (mirando al frente a un punto fijo, sin mover la cabeza y conscientemente poniendo atención a los objetos que están a ambos los lados, es decir, en un rango de 180 grados) Trata de aprender un nuevo idioma o tocar un instrumento. Incluso, socializar en una fiesta y visitar un museo son actividades adicionales que mantienen una mente activa. Por lo tanto, para tener una vida saludable, es necesario trabajar para incorporar hábitos saludables. En este sentido, también es importante la educación de los más pequeños para que incluyan estas actitudes desde temprana edad para que luego te agradezcan de grandes.