Hace dos días se inauguró en Brasil una torre de observación para detectar los avatares del cambio climático. La gran estructura metálica, subvencionada por Alemania y Brasil, está ubicada en plena selva Amazónica y sirve para medir con más exactitud los efectos que tiene el cambio climático en esa zona rodeada de naturaleza, de gran sensibilidad ambiental. De esta forma, gracias a la información que este enorme observatorio proporcionará, se podrá controlar mejor las reacciones del planeta y dar pistas sobre cómo combatir este gran problema.   La torre de observación tiene 325 metros de altura y es la mayor estructura de investigación ambiental de América del Sur. Fueron los Gobiernos de Brasil y Alemania quienes, de forma conjunta, subvencionaron el gran observatorio, que ha costado el total de 7,4 millones de dólares y está ubicada a 350 kilómetros de la mayor ciudad de la Amazonia, Manaus, en plena reserva ecológica de Uatumá.     Ya tiene nombre, se la conoce como la ATTO (por sus siglas en inglés de El Observatorio de Torre Alta de la Amazonia y, como curiosidad, es casi tan alta como la torre Eiffel (por un metro). Cabe recordar que este gran bosque es uno de los ecosistemas más sensibles del planeta y que por tanto, su emplazamiento ha sido escogido cuidadosamente para un estudio exhaustivo. Se estudiará la relación de la vegetación con la atmósfera para mediar las variaciones climatológicas y poder adaptarlas de forma global.   “El hecho de estar distante de las ciudades y por lo tanto de la influencia humana garantiza la recolección de datos no adulterados”, explicó Meinrat Andrae, director del instituto alemán Max Planck, uno de los impulsores del importante proyecto.   Se escogió la selva Amazónica por ser el mayor bosque tropical homogéneo del mundo y, especialmente, por la ausencia de vida humana y su gran extensión (hablamos de unos 3.000 kilómetros de este a oeste). La mayor parte de los procesos climáticos que tienen lugar allí pueden influir incluso a mucha distancia de otros puntos del Planeta.   Uno de los coordinadores del proyecto, el el profesor brasileño Antonio Ocimar Manzi, explicó que la torre-observatorio servía para entender mejor el papel de la selva Amazonia y su efecto no sólo en el clima local, sino también en el global. Se trata del observatorio climático más elevado del mundo. Aunque ya existían otras torres con idéntica función en la zona, la gran altura de esta va a permitir recolectar una información más fiable y valiosa. Hablamos de un aparato de 142 toneladas que tiene que ser sujetada por cables de acero para dotarla de la estabilidad necesaria. Además, se construirán otros observatorios auxiliares de unos 80 metros de altura para complementar la actividad de ATTO.   Los resultados recopilados por esta torre pueden ayudar a predecir fenómenos en el futuro del planeta. FUENTE; .ecologiaverde  

Publisher: Lebanese Company for Information & Studies

Editor jefe: Hassan Moukalled


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